
El amor es, ha sido y será siempre el corazón de la fe cristiana. Pero, ¿qué experiencia tenemos del amor de Dios? Aquella pregunta que fue dirigida a un discípulo a la orilla del mar –“¿Me amas?”– es una pregunta que estremece y produce vértigo, puesto que coloca al discípulo de todos los tiempos delante de un tipo de amor que se regala en absoluta libertad.
El autoengaño del ser humano religioso es pensar que tiene la franquicia del amor de Dios. De ahí que haya tanta ideología teológica, dogmatismos fundamentalistas, liturgismos ritualistas, moralismos culpabilizantes y espiritualismos desencarnados. Resulta más fácil creer que se tiene el control que danzar en la libertad de su Amor.
Este libro busca poner a la intemperie el corazón humano. Precisamente desprotegido y desvalido, herido, palpitante y siempre anhelante, estará a tiro del amor de Dios. He aquí, pues, la propuesta de un camino para desnudar el corazón delante del corazón atravesado del Crucificado.
Para este viaje contamos con la compañía de un maestro: san Agustín. Él es un guía conocedor de los recovecos de la interioridad humana y un experto en aquel sendero que va de lo profundo del corazón hasta Dios.
¿Nos acompañas en esta aventura del amor?
