Amparo Costilla, monja agustina recoleta del convento de Jesús Nazareno de Chiclana de la Frontera (Cádiz, España) acaba de ser elegida presidenta de esta Federación para los próximos seis años. Así ve su nuevo papel.
La XII Asamblea de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de España, celebrada en Marcilla (Navarra) ha escogido como presidenta de la Federación a Amparo Costilla (Medina Sidonia, Cádiz, España, 1966). La Federación cuenta con 29 monasterios distribuidos por España (26), Filipinas (1), Kenia (1) y Guatemala (1).
El nuevo servicio de Amparo es tutelar entre los monasterios federados el patrimonio carismático de la Recolección contemplativa y promover una adecuada renovación, la colaboración y la cooperación entre monasterios que históricamente han sido completamente independientes.
Hablamos de 180 monjas profesas solemnes, 36 profesas simples, 20 novicias, 12 postulantes y 20 aspirantes de distintas procedencias, tales como Kenia, Tanzania, Filipinas, España, Guatemala, India, México, Perú, Panamá… Su media de edad es de 51 años.
La propia presidenta señala el proyecto sobre el que quiere desempeñar su función:
“En este Año Jubilar que la Iglesia nos regala como peregrinas de la fe, desde la ilusión y la esperanza queremos enfrentar el futuro aunando esfuerzos para conseguir una formación integral, humana y espiritual de cariz agustiniano, de apertura y acogida interior.
El objetivo es buscar la superación de tantos retos que impone la actualidad, para muchos de los cuales nuestra humanidad busca en el vacío. Creemos en la fuerza de la oración, comenzando por nuestras mismas comunidades, que también deben superar grandes retos.
El mensaje de nuestra última Asamblea dice: “Con un corazón abierto nos dispusimos a dialogar compartiendo impresiones muy enriquecedoras según nuestra vida como recoletas contemplativas”. Somos conscientes de que las circunstancias nos piden mantenernos firmes y ser fieles ante los desafíos reinantes: temor al compromiso, mundanidad, indiferencia a la fe, individualismo y hedonismo…
Son retos que nos exigen ser fieles al evangelio y a nuestro carisma recoleto, no tener miedo, estimular la fraternidad en las comunidades, revisar los métodos de gobierno, cuidar de la vocación de las hermanas y perseverar dando testimonio.
Queremos dar gracias a Dios por esta oportunidad de encuentro en torno al deseo de cumplir la voluntad de Dios y fortalecer los lazos de comunión y fraternidad entre nuestros monasterios.
El futuro no es nada fácil, lo afrontamos con alegría y esperanza porque juntas vamos en la misma barca y tenemos un ancla que evita que las olas nos manejen y un timón que impide que peligre nuestro rumbo. Depositamos en las manos del Señor este nuevo sexenio con la confianza de una esperanza que no defraudará nuestros deseos de más fraternidad. Queremos hacer vida esas conclusiones de la asamblea sobre formación, oración, lectio divina, eucaristía y reconciliación, vida fraterna, autonomía”…
Cierre del monasterio de León
El que había sido durante muchos años monasterio sede de la Federación de Agustinas Recoletas de España en León, fundado en 1663, ha cerrado sus puertas a finales del mes de marzo. Quedaban tres monjas en él: Beatriz Ofelia Álvarez (Medellín, Colombia, 1948), Guadalupe Atalo (Peronomé, Panamá, 1944) y Ana María Ponce (Ciudad Hidalgo, México, 1964). Las monjas se trasladan a otros monasterios, dos de ellas seguirán en España (Santa Isabel en Madrid y Requena en Valencia).
Las Agustinas Recoletas llegaron a León el 11 de diciembre de 1663 procedentes de Valladolid, acogidas por el noble matrimonio leonés Ramiro Díaz de Laciana y María Páez Caballero. En estos 351 años un total de 192 monjas han formado parte de la comunidad, que ha pasado por largas etapas de estabilidad y también por expulsiones, expropiaciones forzadas y traslados.
Así, en 1868 fueron obligadas a abandonar su monasterio y se refugiaron durante 15 años con las Benedictinas en Santa María de Carbajal. En 1884 se trasladaron a la Plaza de Santo Domingo y en 1967 salieron del centro de la ciudad, al Paseo de La Granja, su última ubicación.
El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, despedía el 25 de marzo a las tres últimas monjas con una eucaristía de acción de gracias: “Con letras grabadas en el corazón, a las queridas madres Agustinas Recoletas de León nuestro reconocimiento por vuestra dilatada y fructífera presencia contemplativa recoleta, testimonial y evangelizadora en esta Iglesia particular; nuestra gratitud y el cariño sincero de la Diócesis de León en la solemnidad de la Encarnación del Señor, titular de vuestro convento”.