Retiro de Cuaresma 2025. Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta. España.

Del 14 al 16 de marzo, 22 miembros de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta de Navarra, Madrid y Granada, acompañados del coordinador y de algunos asesores, se reunieron en el convento navarro para convivir, animarse y preparar la Pascua.

El convento de los Agustinos Recoletos en Marcilla (Navarra, España) acogió la edición 2025 del retiro de Cuaresma de las Fraternidades Seglares Agustino-Recoletas en España. Dadas las distancias geográficas, la mayor parte de los presentes procedían de Navarra y Madrid.

Es costumbre en Adviento y Cuaresma, dos tiempos fuertes para la espiritualidad cristiana, que las Fraternidades Seglares se reúnan para convivir, animarse y prepararse juntos para las grandes celebraciones de Navidad y Pascua, respectivamente.

Además de miembros de la fraternidad local marcillesa, hubo personas procedentes las Fraternidades madrileñas de Getafe, Santa Florentina, Santa Mónica y Santa Rita. Pepita Olivas, miembro del Consejo Nacional de Fraternidades y del equipo de formación, procedente de Granada, se hizo presente junto con el encargado del acompañamiento a las Fraternidades en España, el agustino recoleto Germán Antonio Antón.

La tarde-noche del viernes la presidenta nacional de las Fraternidades, Maricela Valles, daba la bienvenida a los convocados en la misma entrada del convento. Una vez acomodados, el encuentro se abrió formalmente con un Via Crucis. Todo el fin de semana estuvo cuajado de intensidad espiritual y vivencia comunitaria de la fe.

Hubo tres conferencias a lo largo de las jornadas: Cuaresma: oración, caridad/limosna y ayuno, por Pepita; La gratuidad de la Gracia, por Maricela; y Jubileo de la Esperanza, por fray Germán Antonio. También hubo tiempo para la reflexión personal y dinámicas grupales para reforzar la vivencia del carisma agustino recoleto.

Este espíritu se completó en el resto de la convivencia cotidiana: las comidas, el recreo después de ellas, los paseos por las estancias del convento guiados por un recoleto de la comunidad local, Manuel Herrero; las fotos y las conversaciones informales, las risas, los cantos… Todos queriendo vivir un mismo carisma compartido.

Una de las participantes describió así estas jornadas de retiro:


“El viaje desde Madrid a Marcilla son casi cuatro horas; aunque el camino, el coche y el conductor eran seguros, es largo, a veces pesado, como la vida misma. En cada kilómetro recorrido, eso sí, se siente la anticipación de lo que está por venir.

Al llegar a las puertas del lugar de retiro ocurre un gesto profundamente evangélico: llamad y se os abrirá; y así, peregrinos de esperanza, comenzamos este encuentro con el Señor y con los hermanos.

Uno de los momentos más hermosos es la oración en comunidad. El mundo nos empuja al ruido y a la dispersión, aquí nos encontramos con otros para alabar juntos a Dios, todo un bálsamo para el espíritu. En la capilla, en los silencios compartidos, los cantos y la oración recitada, se experimenta la comunión de los santos, esa unidad profunda que solo el Espíritu puede obrar.

Las charlas iluminan el camino e invitan a redescubrir el sentido del ayuno, la importancia de la limosna o la profundidad de la oración desde la fuente: el Padre Nuestro. Aprendemos a ser conscientes de la Gracia de Dios como regalo que se otorga en los sacramentos para entonces decir con san Agustín da lo que mandas y manda lo que quieras. El ciclo cerró acercándonos al Jubileo 2025, año de gracia, de encuentro con la felicidad del Amor de Dios.

En medio del retiro, surgió un pensamiento que muchos experimentamos: ¡Qué bien se está aquí!, dijimos como los discípulos en el Monte Tabor.

Llega el momento de regresar a nuestros hogares y dejar Marcilla atrás, pero no de la misma manera en que llegamos. La oración, la enseñanza y la gracia recibida nos han transfigurado. Como los discípulos, bajamos del monte con una nueva luz en el rostro, con una esperanza renovada, listos para vivir la Cuaresma con un corazón más abierto, más generoso, más dispuesto a acoger la voluntad de Dios”.