Hoy se cumplen los 150 años del nacimiento de este agustino recoleto que dedicó su vida a la formación inicial y permanente de los religiosos, al servicio de Gobierno, el apoyo a la Fraternidad Seglar y la representación de la Orden ante la Santa Sede.
Juan de Dios Aráiz nació en Caparroso (Navarra, España) hace hoy 150 años, el 8 de marzo de 1875. Ingresó de niño en el Colegio Preparatorio San José de San Millán de la Cogolla (La Rioja, España), el llamado “internado de gramáticos”, antecedente inmediato de los seminarios menores.
Este de San Millán fue el primero de los Agustinos Recoletos y acogía a estudiantes de 11 a 15 años de edad con cierta vocación religiosa, aunque fuera aún no clara, a los que ofrecía alojamiento, alimentación y educación. Juan fue alumno en su primera etapa y formó parte de su reapertura como miembro del equipo formativo.
La primera singladura de este colegio emilianense fue efímera debido a la Revolución filipina, que privó a la Provincia de San Nicolás de Tolentino de los medios para mantenerlo. En junio de 1898 el prior provincial se apresuró a clausurarlo y a adelantar las vacaciones de verano de los colegiales, que ya no volverían.
Juan profesó como religioso el 9 de marzo de 1891, a la edad de 16 años, usual en aquella época. Cursó los estudios filosóficos y teológicos en los conventos recoletos de San Millán de la Cogolla y Marcilla (Navarra).
El 26 de marzo de 1898 Aráiz recibe la ordenación presbiteral en Vitoria (Álava). A partir de ese momento recibe destino a las recién abiertas casas de Andalucía, primero en la residencia de Granada y después, en 1899, como uno de los fundadores de la comunidad recoleta en Motril, que abre la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria.
En 1904 vuelve a San Millán para la reapertura del Colegio Preparatorio San José, seis años después de haber sido cerrado. La clausura del colegio apostólico y del noviciado en 1898 preocupaba a todos y cada vez más voces clamaban por su reapertura. Era de vital importancia para el futuro de la comunidad, que, de otro modo, estaba destinada a desaparecer.
El primer paso lo dio el prior provincial cuando en 1902 pidió a la comunidad de San Millán que se habilitaran los espacios para reabrirlo. En octubre de 1903 encargó a Pedro Corro y Fernando Mayandía la redacción del Reglamento, el 29 de febrero de 1904 nombró director a Vicente Jiménez y el 16 de abril asignó a sus colaboradores: Juan Aráiz, Teófilo Garnica y Cándido Ladrón de Guevara.
El Colegio reabrió sus puertas el 9 de mayo de 1904 con 53 alumnos. Vicente Jiménez y Juan Aráiz mejoraron y rejustaron su Reglamento a la realidad y a las necesidades.
En 1905 Aráiz publicó un libro sobre la finalidad y organización de la Cofradía de la Correa, antecedente de la Fraternidad Seglar, recién establecida en San Millán. No era una tarea nueva para él, puesto que la comunidad de Motril la había establecido en septiembre de 1899, a los cinco meses de su llegada.
En 1910 Aráiz adquiere el título de Lector, que le habilita para ser profesor. Desde ese momento, hasta en dos ocasiones ocupa la dirección del colegio emilianense y en una la vicerrectoría de la comunidad religiosa.
Su actividad académica llega a todos los religiosos de la Provincia, pues abre una sección titulada “Revista Litúrgico-Canónica” en el Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino. Presenta estudios y resúmenes de los últimos documentos de la Santa Sede para que sus hermanos, allí donde estén, puedan actualizarse sobre Liturgia y Derecho Canónico.
En febrero de 1910 Juan Aráiz, Fidel de Blas y Edmundo Goñi fueron encargados de una Comisión para acomodar el Ceremonial a la legislación litúrgica vigente, y también junto con Celestino Yoldi se le encargó a Aráiz la parte musical del Ritual.
En 1920, tras el Capítulo General, Juan de Dios Aráiz es nombrado procurador general de la Orden. La sede del generalato de los Agustinos Recoletos estuvo en Madrid, en la calle Príncipe de Vergara, hasta 1930, en que se traslada a Roma. La II Guerra Mundial aconsejó su regreso a Madrid hasta finales de 1949.
Por este motivo, los procuradores generales residían en Roma y jugaban el relevante papel de enlace natural entre la Santa Sede y la Orden, encargo cumplieron con dignidad. A Gregorio Segura (1914-1920) le sucedió Juan Aráiz (1920-1926), y a este Daniel Delgado (1926-1934).
Como procurador, Juan Aráiz tuvo un importante papel en el Jubileo del año 1925, hace ahora 100 años. Con motivo del Año Santo se organizó en Roma una gran exposición de las misiones católicas, y desde 1923 Juan de Dios se esfuerza para que los Agustinos Recoletos estén bien representados en ella.
Aráiz pidió a toda la Orden determinados materiales para que se enviasen a Roma antes de septiembre de 1924, requisito difícil de cumplir en misiones incomunicadas como Palawan (Filipinas) o Casanare y Tumaco (Colombia). De hecho, algunos objetos llegaron tarde y no fueron expuestos, y otros llegaron pulverizadas por su mal embalaje.
Con todo, la presencia de los Agustinos Recoletos en la exposición fue digna y de acuerdo con su entidad real. En el Pabellón 5 (América del Sur), la Orden expuso procedentes de Colombia 119 aves disecadas, mariposas, 70 maderas, textiles y manufacturas, resinas, instrumentos musicales o un cuadro de la Virgen de Manare.
En el Pabellón 15 (Japón, Filipinas e Indochina) los Recoletos expusieron mapas y fotografías de su presencia en Filipinas, 372 maderas de la isla de Negros, animales, minerales, plantas, armas, instrumentos musicales, la maqueta de una casita de nipa, utensilios de cocina, manufacturas de seda, abacá o piña, bordados de las niñas de los colegios de Manila, Zamboanguita y Dumaguete y un alfabeto indígena de Palawan.
En el Pabellón 7 se expusieron un centenar de manuscritos e impresos de recoletos como Tomas de San Jerónimo, Andrés de San Nicolás, Juan de la Concepción, Basilio de San Pablo, Patricio Adell o Santiago Matute, obras raras como Relación del tránsito de Pedro de Santiago (1630) y Proventus messis dominicae (1656). Accediendo a los deseos del Papa, después pasaron a formar parte de la Biblioteca de Propaganda Fide.
Su trabajo en Roma le valió la confianza para ser nombrado consejero general (definidor, en terminología de aquel tiempo) en 1926, presidente del Capítulo General de 1932, ecónomo y maestro de profesos estudiantes del Colegio Internacional San Ildefonso.
Una de las tareas encomendadas a Juan Aráiz fue la actualización de los principales documentos carismáticos y espirituales. En 1927 edita el Ritual de la Orden, traduce al español la Regla de san Agustín y las Constituciones de 1930.
En 1935, enfermo, se retira al convento de Marcilla (Navarra), donde fallece el 6 de octubre de 1936 a causa de una esclerosis cerebral tuberculosa. El recoleto Miguel Avellaneda, al continuar el catálogo de religiosos iniciado por Francisco Sádaba, da a conocer un simpático detalle sobre fray Juan Aráiz: “En sus ratos de ocio se dedicó a la pintura, dejando algunas copias de cuadros célebres”.