Más allá de un “lavado de cara”, el barco de la Parroquia de San Agustín en Pauiní (Amazonas, Brasil) ha necesitado cambiar buena parte de su estructura para mantener su flotabilidad. Su uso en una parroquia amazónica es permanente y necesario.
El barco “Mario Sabino” de la Parroquia de San Agustín de Pauiní (Amazonas, Brasil), partió el 20 de enero desde Pauiní hasta Lábrea, dos días de navegación río abajo, para pasar por una importante actualización y restauración en uno de los astilleros locales de la ciudad sede de la Prelatura de Lábrea.
Aunque se sabía que necesitaba algunas reparaciones, en el dique seco se ha revelado la urgente necesidad que había de arreglo, puesto que se han cambiado la práctica totalidad de las tablas que componen su casco, se han sustituido casi todas las piezas metálicas y se ha aplicado un nuevo tipo de pintura que permite un mayor aislamiento, impermeabilidad y protección de la madera.
El 12 de febrero el Mario Sabino volvió al agua para reiniciar su agenda. La Parroquia de San Agustín de Pauiní tiene una extensión de algo más de 41.600 kilómetros cuadrados, similar a la de países como Holanda o Suiza, pero el acceso a las localidades solo puede hacerse mediante barco, dado que no hay carreteras por formar parte del bioma selvático amazónico.
Este barco es la única forma de llegar hasta multitud de comunidades rurales ribereñas e indígenas, y los agentes de pastoral, incluidos los religiosos recoletos, pasan muchos días en él. Mantener el barco en buenas condiciones es esencial para su seguridad.
También es un elemento caro de conservación y de uso por la cantidad de combustible que utiliza dadas las enormes distancias, y por el tiempo necesario para cada viaje, que obliga a los equipos pastorales y sociales a pasar semanas fuera de sus hogares.
El agustino recoleto Jesús Moraza, obispo emérito, las comunidades de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de los Agustinos Recoletos en Inglaterra y otros colaboradores han conseguido los recursos necesarios para este arreglo completo, que asegura el uso del barco por muchos años más.
El barco lleva el nombre del agustino recoleto Mario Sabino (18/03/1976 – 13/12/1983). Natural de Irapuá, en el estado de São Paulo, Brasil, llegó a la parroquia de Pauiní en 1976 y allí trabajó pastoralmente durante siete años, profesando gran cariño por el pueblo amazonense.
Mario dejó la vida precisamente en un accidente de barco en el río Purús, que nunca devolvió su cuerpo. Además del barco parroquial, la única escuela de carácter estatal de Pauiní lleva su nombre a modo de homenaje.
Recientemente también la Parroquia de San Juan Bautista de Canutama (Amazonas, Brasil) ha recibido una nueva lancha rápida para sus tareas de evangelización y de promoción social. Ha sido donada por la Diócesis de Ponta Grossa (Paraná, Brasil) y lleva el nombre de Divina Gracia.