Ezequiel Moreno es uno de los religiosos agustinos recoletos que mejor han sabido encarnar la espiritualidad y el carisma de esta Familia religiosa. Juan Pablo II lo propuso en su canonización como modelo de entrega a Dios y de evangelizador. Proponemos algunos aspectos de la vida del santo especial protector de los enfermos de cáncer.
Los enfermos, los excluidos y empobrecidos fueron centro de atención preferente para Ezequiel desde su primera misión. Les dedicaba hasta el tiempo que no tenía. Sus intervenciones ante hambrunas y epidemias en Filipinas, España y Colombia llamaron la atención y regaron de testimonios de admiración el proceso de canonización.
El paisaje biográfico de Ezequiel está poblado de enfermos de principio a fin. De niño llegó a no salir a la calle a divertirse con todos en las fiestas de san Roque de Alfaro por no dejar solo a un amigo enfermo; y al final de sus días, cuando apenas se sostenía él en pie, conforta a los hospitalizados en la clínica donde acaba de ser operado. Entre ambas escenas corre toda una vida dedicada al servicio de la humanidad doliente.
Como sacerdote acudió a todas las llamadas para atender a enfermos, fuese la hora que fuese. Sus compañeros no sabían decir cuántas noches Ezequiel durmió tranquilo sin ser despertado para atender a un moribundo. Los testimonios son abundantes y concordes y van más allá de sus hermanos religiosos o de su sobrino Julián, también recoleto: también lo declaran un notario, un senador, un cirujano, un obispo o una monja.
Dio especialmente la talla en momentos de tragedia: epidemias de cólera o las endémicas enfermedades tropicales en Filipinas y Colombia, hambrunas en el valle del Queiles de Navarra, España… Además de la atención espiritual, sabía que los enfermos necesitan de compañía, comprensión, calor humano, aliento, afecto y esperanza.
Pero hubo de dar un paso más: él mismo pasó por un martirio prolongado y fue víctima de una cruel enfermedad. A finales de junio de 1905 aparecen unas llagas en su nariz. Se siente débil, con la cabeza cargada y recurrentes molestias en la boca, pero durante meses conduce la vida de siempre. A finales de octubre recibe con la máxima serenidad la confirmación de que padece un agresivo cáncer rino-palatal.
El clero de su Diócesis le insiste para que vaya a tratarlo a España, pues en Colombia no hay posibilidades. En diciembre inicia el viaje postrado, sin apetito y con dolores que le impiden conciliar el sueño. Aun así, hace algunas paradas de carácter pastoral hasta que, el 10 de febrero, llega a Madrid tan desmejorado que el 14 entra en el quirófano del Sanatorio del Rosario.
Durante la intervención, de tres horas, no se escuchó una queja aunque la situación de la lesión aconsejó la suspensión de la anestesia sin haber finalizado el proceso. Le extirparon tumoraciones de las dos fosas nasales, el vómer y el hueso etmoides con la resección completa de la nariz. Luego rasparon el velo del paladar, el cielo de la boca y otros tejidos cancerosos.
Hubo una segunda operación el 29 de marzo con más cauterizaciones, raspamientos y amputaciones. Nada de esto le devolvió la salud ni alivió sus dolores. El 31 de mayo es dado por desahuciado y trasladado por petición propia al convento noviciado de Monteagudo.
El 19 de agosto de 1906, tras ajustar él mismo las ropas de su cama y con la mirada en el crucifijo, exhalaba su último suspiro. Poco antes había enviado un telegrama de agradecimiento al Santo Padre.
Los milagros que permitieron su beatificación y canonización fueron curaciones de cáncer. Es el santo que entiende los sufrimientos que causa esta dolencia, porque él mismo la sufrió de una forma cruel.
La Provincia de San Nicolás de Tolentino de los Agustinos Recoletos ha querido continuar la tarea de su hijo Ezequiel a favor de los enfermos aprovechando las ventajas del mundo digital, con la puesta en marcha en redes sociales del Centro Virtual de Oración San Ezequiel Moreno a favor de las personas con cáncer, sus familias, sus cuidadores, los investigadores y todos aquel concienciado ante esta enfermedad.
Es un lugar de encuentro para pedir oraciones y, a su vez, orar por quienes sufren la enfermedad, mediante la intercesión del santo recoleto. En este Centro participan enfermos, familiares y amigos de los enfermos, religiosos agustinos recoletos, monjas contemplativas agustinas recoletas y gente de todo el mundo que enfrenta, desde diferentes circunstancias, los problemas causados por esta u otras enfermedades.
La comunidad virtual ora por las intenciones que se presentan públicamente; y también se reciben mensajes privados que se envían a comunidades monásticas con peticiones más personales. Además, a quien necesita una palabra de ánimo, consuelo o cualquier tipo de compañía espiritual, un religioso se la brinda por mensaje privado.
Las Agustinas Recoletas son las monjas contemplativas de la Familia Agustino-Recoleta. En sus monasterios la oración forma parte de su íntima vocación de servir a Dios y a la Iglesia a través de la alabanza y la intercesión. A través del Centro Virtual de Oración, las comunidades monásticas reciben peticiones concretas de oración que las monjas ponen en su oración en comunidad y en privado.
Cómo funciona
- Entra en la página de Facebook “San Ezequiel Moreno. Centro virtual de oración por los enfermos”.
- Únete con un “Me gusta”, ve las publicaciones, comenta, añade tus oraciones, comparte tus inquietudes, anima a los otros, reza por las intenciones públicas.
- Envía por mensaje privado tus peticiones más personales. Monasterios de clausura de todo el mundo se unirán a esas intenciones.
SIGUIENTE PÁGINA: 5. Ezequiel y su carácter personal
ÍNDICE DE PÁGINAS: SAN EZEQUIEL MORENO
- 1. Introducción
- 2. Ezequiel, fraile agustino recoleto
- 3. Ezequiel, para el Pueblo de Dios
- 4. Ezequiel, el amigo de los enfermos
- 5. Ezequiel y su carácter personal
- 6. Ezequiel y la oración
- 7. Ezequiel, modelo para hoy
- 8. Ezequiel, santo
- 9. Lugares y espacios sobre san Ezequiel Moreno
- 10. Oraciones, estampas y otros materiales
- 11. San Ezequiel Moreno: vídeo biográfico