
El agustino recoleto Bernardo Contreras (San Ignacio Cerro Gordo, Arandas, Jalisco, México, 1985) profesó los votos solemnes el pasado 24 de enero y recibió la ordenación diaconal al día siguiente en la Catedral de Nuestra Señora de Nazaret de Lábrea (Amazonas, Brasil).
Bernardo ingresó en el Aspirantado San Pío X de Querétaro (México) el año 2015; estudió Filosofía en la Universidad Intercontinental de Ciudad de México residiendo en el Postulantado San Agustín de esta ciudad y realizó el año de noviciado en Monteagudo (Navarra, España), donde profesó en 2019.
Tras realizar los estudios teológicos en la Universidad Pontificia de Comillas residiendo en la Casa de Formación San Agustín de Las Rozas, fue enviado a la comunidad de Pauiní (Amazonas, Brasil) para el año de integración comunitaria y pastoral.
Con su profesión solemne, el pasado sábado 24 de enero, ha puesto el broche a este camino de discernimiento vocacional, siendo aceptada la ofrenda de su vida por el prior provincial Carlos González, quien lo ha incorporado a la Provincia de San Nicolás de Tolentino como miembro de pleno derecho.
El pueblo de Lábrea fue testigo de esta ofrenda personal de Bernardo, junto a tres miembros del clero local y veinte religiosos agustinos recoletos: el prior provincial y diecinueve residentes en la Delegación de Brasil (comunidades de Pauiní, Tapauá, Lábrea y Manaos en el Amazonas y Guaraciaba do Norte en Ceará) y el residente formador en la comunidad de Franca en São Paulo; de estos religiosos recoletos presentes en la ceremonia, 15 son sacerdotes y dos son obispos.
El delegado en Brasil, fray Juan Cruz Vicario, presentó al pueblo y al prior provincial al candidato, mientras que Carlos González hizo el interrogatorio previo para conocer la decisión de Bernardo, fue testigo principal de la profesión y acogió al religioso en la comunidad agustino-recoleta en nombre del prior general.
En su homilía, el prior provincial hizo una catequesis sobre la vocación religiosa, recalcando el amor a Dios y a los hermanos como motivo principal de la consagración. Con citas de san Agustín y un cuento sobre un viajante acogido en la casa de un sabio, tejió unas palabras llenas de ánimo para Bernardo en su propósito:
“Te han llamado a vivir los consejos evangélicos: la obediencia es un camino de humildad y libertad; la pobreza es fuente de austeridad y de libertad; la castidad es una puerta para amar a Dios y servir a los demás con todo tu corazón, con toda tu alma y todas tus fuerzas”.
Al final de la Eucaristía, Bernardo recordó que san Francisco de Sales decía que Dios desea ardientemente el amor de las personas y por eso inspira a algunos a entregarse más plenamente. Agradeció a Dios su camino vocacional, a la Familia Agustino-Recoleta, a sus formadores, a quienes han orado por él, a su familia y a la Prelatura de Lábrea que le ha acogido como misionero y a sus hermanos de comunidad en Pauiní y a cuantos participaban de la Eucaristía en la catedral y por redes sociales o prepararon la celebración. Terminó recordando las palabras de san Agustín: “Amad y haced lo que queráis”.
Al día siguiente, en el mismo escenario y a la misma hora, siete y media de la noche, tuvo lugar la ordenación diaconal, esta vez presidida por el obispo de la Prelatura de Lábrea, el agustino recoleto Santiago Sánchez.
En su homilía también usó el género del cuento para animar a Bernardo en su nuevo ministerio eclesial, sobre un fraile que retrasaba continuamente la hora de pasar a mejor vida porque siempre tenía cosas que hacer por los demás y le pedía al ángel que esperase un poco más antes de llevárselo; hasta que el ángel le dijo que ya estaba en el cielo, porque siempre había servido a los demás.
Transmitió la idea de que el ministerio diaconal es para servir, no es una categoría: “Pidamos que esta vocación del diácono sea la de Bernardo, la vocación del servicio a los otros”.
En la acción de gracias, Bernardo dio su agradecimiento a todos los presentes y compartió un texto bíblico de especial motivación para él:
“Quiero compartir con vosotros el salmo 84, que marcó mi vida vocacional:
‘¡Qué amables son tus moradas, Señor! Mi alma suspira y hasta languidece por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne gritan de alegría al Dios que vive […]’.
Somos débiles, la humanidad es débil, pero Dios siempre permanece fiel y doy gracias a Dios por estar aquí y por permanecer fiel en su promesa hacia mí. […]
Gracias por haberme acogido con tanto cariño y amabilidad, por haberme enseñado a amar esta selva, esta lengua, esta cultura, sus costumbres y su comida. Gracias, pueblo amazonense”.
Ambas ceremonias de profesión solemne y ordenación diaconal han tenido lugar en el contexto de la Asamblea de religiosos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en Brasil y dentro del año centenario de la Prelatura de Lábrea y de la presencia de los Agustinos Recoletos en esta región del valle del Purús en el Amazonas brasileño.