El pasado 3 de noviembre, en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de los Hospitales de Ciudad de México, fue ordenado diácono el agustino recoleto José Antonio Hernández (Malinalco, Estado de México, México, 1990) de manos de Francisco Javier Acero, agustino recoleto y obispo auxiliar de México.
La Familia Agustino-Recoleta en la Ciudad de México vivió con alegría la ordenación diaconal del agustino recoleto José Antonio Hernández, dos semanas después de haber realizado su profesión solemne y al día siguiente de haber hecho la profesión de fe y la promesa de fidelidad en una ceremonia privada que tuvo lugar en el cementerio Panteón Jardín de la Ciudad de México, durante la conmemoración de todos los fieles difuntos.
La ordenación diaconal se llevó a cabo en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de los Hospitales, en la Colonia Doctores de la Ciudad de México. Presidió la ceremonia el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, el agustino recoleto Francisco Javier Acero.
La familia del nuevo diácono transitorio estuvo de su lado durante la ordenación, así como su familia religiosa: doce recoletos concelebraron y hubo representantes de toda la Familia Agustino-Recoleta: monjas contemplativas, misioneras agustinas recoletas, Fraternidad Seglar y Juventudes Agustino-Recoletas.
El nuevo diácono hasta ahora había residido en la Casa San Pío X de Querétaro como parte de su última etapa de formación inicial, en el año de inserción comunitaria y pastoral. Tras su ordenación diaconal estará destinado en la Parroquia de Hospitales para un nuevo servicio pastoral.
El obispo, en su homilía, recordó y agradeció al neodiácono su reciente adhesión perpetua a la vida consagrada agustino-recoleta al tiempo que le animó para tomarse en serio su nueva misión en Hospitales: “Esta comunidad está interconectada con la sociedad, lo que te permite vivir y darse en comunidad. Esta interconexión es con los más necesitados y los más vulnerables, debes incluirla en tu ritmo de la vida diaria: parroquia, hospitales, funerarias, Centro CARDI y, sobre, tu propia comunidad”.
También le pidió unirse a la misión compartida con los laicos, “en red con toda la Iglesia, que es una manera de demostrar el amor a Dios y de acompañar a Cristo que sufre hoy en diferentes escenarios”, desde la total disponibilidad en el servicio y en la caridad, cercano a los pobres y necesitados.
Y también invitó al nuevo diácono a no olvidar la oración, el deseo de Dios y mantener sus propios sueños con esperanza: “El Señor no quiere religiosos acomodados, quiere religiosos enamorados”.
Al finalizar la celebración litúrgica, y para que todos tuvieran la oportunidad de felicitar y saludar al nuevo diácono, todos se reunieron de nuevo en las instalaciones del Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral (CARDI), donde se sirvió un aperitivo.