Este proyecto socioeducativo de los Agustinos Recoletos en Lábrea, primero de los tres hoy existentes, abrió sus puertas hace 30 años para dar respuesta al grave desafío de la presencia de los menores en la calle. Así han celebrado su aniversario.
Del 7 al 11 de octubre el Centro Esperanza de Lábrea, proyecto socioeducativo de los Agustinos Recoletos y la Prelatura de Lábrea (Amazonas, Brasil), ha celebrado sus 30 años de existencia (1994-2024) con el lema “Sembrando Esperanza”, que aludía al propio nombre del Centro, al lema del centenario de la Misión en China, “Sembradores de Esperanza”, y al año jubilar “Peregrinos de esperanza 2025”.
Actualmente los tres Centros Esperanza sirven a unos 540 beneficiarios de ambos sexos, de entre doce y diecisiete años: 220 en Lábrea, 160 en Tapauá y 160 en Pauiní. Los motivos por los que se abrió no han dejado de existir: la falta de infraestructura y de políticas públicas volcadas en los adolescentes para que, fuera de su horario escolar, tengan espacios seguros de formación, ocio y deporte.
Los Agustinos Recoletos y la Pastoral del Menor de la Prelatura de Lábrea, hace treinta años, idearon estos Centros. Son de uso gratuito para sus beneficiarios, que para ser admitidos solo tienen que estar matriculados y asistir a la escuela formal; las plazas son preferentes para los que proceden de familias con menor renta.
En el Centro Esperanza estos jóvenes encuentran refuerzo escolar y alimentario, formación semiprofesional en diversas áreas, posibilidad de practicar deportes y realizar actividades culturales (música, teatro, danza). Esto evita que pasen tiempo en las calles y que ganen oportunidades de futuro evitando su contacto con los problemas más comunes de la calle: adicciones, delincuencia, violencia, abuso, explotación.
Para celebrar sus 30 años, el Centro Esperanza de Lábrea organizó una jornada de puertas abiertas para dar a conocer a toda la sociedad local sus instalaciones y sus programas formativos, su ideario y su filosofía de trabajo.
Las escuelas de Lábrea fueron invitadas a participar de un torneo de fútbol sala, en el que el equipo del propio Centro quedó vicecampeón. Los beneficiarios escogieron la película Coco para una sesión de cine con palomitas, perritos calientes, refrescos y dulces. Los orientadores actuales, juntos con los beneficiarios, realizaron una pintura mural sobre los Derechos de la Infancia.
También se celebró una jornada para los exalumnos, que volvieron al Centro y pudieron reconocerse en una proyección de fotografías de todos los tiempos. Compartieron actividades con los actuales alumnos. Han sido no pocas historias de superación y de éxito, así que algunos de los que hoy tienen una vida profesional que nació en el Centro animaron a los actuales alumnos a no desistir y luchar por sus sueños.
En el ámbito agustino recoleto se hicieron presentes por video muchos de los que tuvieron que ver con el Centro; dos son obispos, Santiago Sánchez (actual) y Joaquín Pertíñez (quien había sido director poco antes de ser llamado al servicio episcopal en Río Branco, Acre). Los agustinos recoletos Miguel Ángel Peralta, Ivanderlei Ribeiro y Rogelio Morgan también participaron, junto con Miguel Ángel Monroy, uno de los fundadores que hoy tiene otro proyecto de vida en España.
Una misa en la Catedral fue el broche de oro. En ella hubo un especial y emotivo recuerdo para todos aquellos ligados al Centro que ya partieron a la Casa del Padre. La participación fue alta, dado que la comunidad del Centro Esperanza se ha hecho muy amplia en 30 años.