José Li con el hábito recoleto

José Li (1929-2001) mantuvo el deseo de ser agustino recoleto a lo largo de toda su vida, pero no pudo oficializarlo hasta 1993. Su celo misionero y su fidelidad al Papa lo llevaron a tener que arrostrar persecuciones continuas y prolongados encarcelamientos.

El padre José Li, agustino recoleto, fue un valiente soldado de Cristo en la Diócesis de Kweiteh/Shangqiu y en toda la provincia de Henan. Nació el 4 de febrero de 1929 en Lian-Lou, Xia-Yi, y desde temprana edad mostró su deseo de servir a Dios. En 1941 ingresó al seminario menor de San Agustín en Kweiteh y en 1948, cuando los seminaristas religiosos salieron de la misión, él continuó sus estudios en el seminario mayor regional de Kaifeng. Él se mostraba deseoso de ser religioso agustino recoleto, pero al ser casi imposible hacer el noviciado en aquellas circunstancias, ya que no había más seminaristas que él y que los comunistas ya estaban a punto de apoderarse de toda China, los Superiores prefirieron que Li esperara a que mejorara la situación política. Posteriormente el obispo Arturo Quintanilla y los religiosos españoles serían expulsados.

A pesar de que los comunistas desmantelaron el Seminario Regional de Kaifeng y enviaron a sus casas a los seminaristas, José Li siguió perseverante en su deseo y estudiaba a escondidas las ciencias eclesiásticas.

En aquel tiempo numerosos sacerdotes pasaron a formar parte de la Iglesia patriótica. Antes de su ordenación José Li escogió como obispo consagrante a monseñor José Fan, obispo de Pao-Ting, He-Bei, muy famoso en toda China por su fidelidad al Papa. Después de su ordenación sacerdotal en 1957, el padre Li se convirtió en un ferviente pastor, que atendía tanto a la misión de Kweiteh/Shangqiu como a otras diócesis cercanas, como Kaifeng y Zhen-Zhou. A pesar de tener que viajar en bicicleta de un lugar a otro, su celo apostólico nunca disminuyó, y los fieles lo admiraban y preferían su servicio. El padre José solía decir: “Ahora aprovecho la poca libertad que tengo, evangelizaré dondequiera me lo pidan.”

Se hizo famoso por su fidelidad incuestionable e inquebrantable al Papa, por lo que a lo largo de su vida sufrió numerosas persecuciones y encarcelamientos, estando en prisión unos veinte años en total: de 1958 a 1964; de 1971 a 1973; de 1981 a 1993.

En 1958, fue declarado burgués derechista y condenado al exilio durante siete años. A pesar de esta condena, Li nunca renunció a su fe y continuó predicando el Evangelio tanto como le fue posible.

Después de cumplir su condena, el padre Li regresó a su hogar, pero vivió una vida sin libertad bajo el régimen comunista. En 1981 fue arrestado nuevamente por propagar la religión y aceptar dinero de la Iglesia extranjera. Esta vez su condena fue de trece años en una prisión de alta seguridad. A pesar de las difíciles condiciones de prisión y de sufrir problemas de salud, Li mantuvo su fe y un espíritu inquebrantables.

Finalmente, en mayo de 1993, después de cumplir su condena, el padre Li pudo emitir sus votos solemnes y unirse oficialmente a la Orden de Agustinos Recoletos. Su vida de entrega y sacrificio fue un testimonio de valentía y fidelidad a la fe en medio de la persecución.

En 1996 le metieron por última vez en la cárcel por celebrar misa sin permiso. Gracias a las gestiones del obispo monseñor Nicolás Shi y al pago de unos cuantos miles de yuanes, estuvo sólo quince días.

El padre José Li fue reconocido como un confesor de la fe, un hombre piadoso y santo que dedicó su vida al servicio de Dios y de los demás. Su celo apostólico y su testimonio de fidelidad a la Santa Sede lo hicieron famoso en toda China. Aunque enfrentó numerosas dificultades y sufrimientos a lo largo de su vida, nunca renunció a su fe y continuó siendo un faro de esperanza y ejemplo para los demás.

El 21 de abril de 2001, el padre José Li falleció, dejando un legado de coraje y de fe. Su vida y su valentía siguen siendo recordadas por los fieles como un ejemplo de santidad y fidelidad en medio de la adversidad.