Religiosos recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en Madrid se reúnen para celebrar en la Casa de formación San Agustín de Las Rozas la solemnidad del santo, con presidencia en la Eucaristía de un obispo recoleto y predicación del prior provincial.
Los religiosos de las cuatro comunidades de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en la Comunidad de Madrid y varios religiosos de diversas comunidades que se encontraban en esos momentos en la capital de España se han reunido en la Casa de Formación San Agustín de Las Rozas con motivo de la solemnidad de san Agustín, padre de la Familia Agustiniana.
La celebración de este año se podría definir como claramente multicultural, multirracial y plurinacional: como es el mismo Agustín, de valor universal.
A los religiosos de las cuatro comunidades de la Comunidad de Madrid (curia provincial, Santa Rita, Getafe y la propia casa que acogía la ceremonia) se unieron otros que trabajan en la actualidad en Brasil, China, Filipinas, Inglaterra, México y Sierra Leona.
El mismo Agustín, sin duda, hubiera quedado agradecido y feliz de ver personas que siguen su estilo de vida casi 1.600 años después de nacionalidades y culturas tan diversas, mostrando que la vida de comunidad y la fraternidad agustiniana no entiende de pasaportes ni fronteras: había españoles, mexicanos, costarricenses, brasileños, chinos y filipinos.
Este año la celebración eucarística tuvo presidente y predicador diferentes. Así, la presidencia de la celebración corrió a cargo del obispo agustino recoleto Carlos Briseño, que sirve actualmente a la Iglesia de Veracruz, en México.
Junto al obispo y a los 18 sacerdotes recoletos concelebrantes, se sumaron tres sacerdotes diocesanos, representando la Parroquia local o lejanas Diócesis amigas, que quisieron acompañar a la Familia Agustino-Recoleta en esta solemnidad del santo que es guía de vida y patrimonio no solo de la Iglesia, sino también del pensamiento humano universal.
La homilía estuvo a cargo del agustino recoleto Carlos González, prior provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, que se basó para su alocución en el libro San Agustín, el hombre, el pastor, el místico, de Agostino Trapé (1976).
Propuso la experiencia vital de san Agustín para el seguimiento de Jesucristo. Así, como hombre, Agustín invita a buscar la verdad con sinceridad, con ardor y con inquietud y a secundar su programa de conocerse a sí mismo y conocer a Dios con la sinceridad de la mente y el ardor del corazón.
Como pastor, Agustín enseña a vivir como Jesús, el buen samaritano, teniendo un corazón compasivo e infatigable a favor de las personas, especialmente los más desfavorecidos.
Como místico, Agustín propone un método para alcanzar la belleza de Dios: fortalecer la capacidad de admirarnos y conmovernos al contemplar el orden, la armonía, la luz, el canto y la belleza de las criaturas, así como el corazón del hombre hecho a imagen de Dios para elevarnos al encuentro con la fuente de la belleza. Y gracias al encuentro místico con Dios, y al gozo y experiencia profundos del amor de Dios, colaborar con Él en su proyecto de amor.
Concluida la eucaristía, y tras la foto de recuerdo de rigor, los asistentes, a los que se unieron aquellos religiosos que habían tenido que celebrar eucaristías en sus ministerios y que llegaron después de la celebración eucarística en Las Rozas, se dirigieron al comedor: en total, cerca de cuarenta y cinco comensales.
A la comida siguió un buen tiempo comunitario de diálogo, saludos afectuosos, de contar anécdotas y de saber unos de la vida de los otros, especialmente los llegados de más lejos y aquellos que llevaban tiempo sin coincidir.
Es la forma de ser agustino-recoleta, con la comunidad, el diálogo, la amistad y el conocimiento como fuentes de convivencia y crecimiento personal y comunitario.