Agustinos Recoletos en Indonesia.

El agustino recoleto Russell Lapidez (Koronadal City, South Cotabato, Mindanao, Filipinas, 1977) acompaña a la comunidad católica de la Parroquia de San Agustín de Hipona de West Kalimantan, Borneo, Indonesia, país que ha recibido recientemente al Papa Francisco.

Los Agustinos Recoletos de la Provincia de San Ezequiel Moreno, con sede en Filipinas, llegaron a Borneo (Indonesia) hace ahora seis años. Tres religiosos recoletos, a los que se sumará en breve un cuarto, atienden la Parroquia de San Agustín en West Kalimantan, una región donde hay una significativa presencia católica.

Los religiosos recoletos atienden desde esta Parroquia encomendada por la Iglesia local una extensa área con varias comunidades católicas dispersas.

En Indonesia, donde el catolicismo representa apenas el 3% de la población, el Papa Francisco ha estado de visita oficial del 3 al 5 de septiembre.

Tras encontrarse con las autoridades civiles del país, representantes del Islam (religión mayoritaria), miembros de la vida consagrada y del clero católico y agentes de la labor socio-pastoral de la Iglesia, el Papa finalizó esta visita pastoral con una gran Eucaristía en el Estadio Gelora Bung Karno.

Hemos preguntado al agustino recoleto Russell Lapidez, que es uno de los fundadores de la comunidad misionera recoleta en Indonesia y que participó con miembros de su comunidad parroquial en esta Eucaristía, por la visita papal y la aportación del carisma agustino recoleto en el país.

1. ¿Qué ha significado la visita de Francisco al país? ¿Cómo le han recibido los católicos y los no católicos?

Han pasado 35 años desde que San Juan Pablo II visitase Indonesia. Este nuevo Viaje Apostólico a esta nación multiétnica, ahora del Papa Francisco, ha revitalizado la fe de los católicos, una minoría frente el 87% de la población que son musulmanes.

La visita también puso de relieve la importancia del diálogo religioso y de la tolerancia con la visita del Papa al Gran Imán, en una de las principales mezquitas de Yakarta, llena de gestos de cariño, aprecio y respeto.

Pero lo que realmente tocó los corazones de muchos indonesios, incluso los no católicos, fue la humildad del Papa Francisco. Quedó patente en cómo había elegido sus modos de transporte y alojamientos, comparado con otras visitas de jefes de Estado o de personas importantes que aparecen en los medios.

De hecho, la visita del Papa aumentó el respeto del Gobierno indonesio hacia la Iglesia católica, conocida por sus obras socio-evangelizadoras en todo el país, especialmente en los lugares en los que el Estado no llega, junto a los excluidos y olvidados.

2. ¿Cómo prepararon los católicos indonesios esta visita papal?

La Comisión para la Visita Papal que coordinaba la Conferencia Episcopal Indonesia encargó a todas las Parroquias de nuestra Arquidiócesis de Pontianak que enviaran diez representantes a la Misa Apostólica del Papa en el estadio de Yakarta.

De nuestra Parroquia de San Agustín de Hipona solo nueve pudieron finalmente asistir y se enviaron sus datos a la Comisión tal como se había establecido, dados los amplios controles de seguridad existentes.

Para el resto de los fieles organizamos en el templo parroquial el visionado de la transmisión en directo de esta Misa, con el reparto de la Comunión incluido.

3. ¿Cómo es la sociedad indonesia? ¿Tiene inclinación positiva hacia los valores recoletos?

La sociedad indonesia es multicultural: cada grupo étnico es muy diferente del otro. En Kalimantan, donde nos encontramos los Agustinos Recoletos, el pueblo tiene una muy clara orientación cultural que da una gran importancia a la familia. También valoran mucho otras cuestiones cercanas a nuestro modo de ser y actuar, como el trabajo duro o el cuidado de los bienes comunes.

Su cultura, por tanto, no solo es receptiva a la fe cristiana, sino que con estas características naturales ha resultado fácil su contacto con los valores propios del carisma agustino recoleto.

4. ¿Qué puede aportar la Familia Agustino-Recoleta en Indonesia?

Los Agustinos Recoletos llegamos a una zona en la que la fe católica ya estaba plantada en los corazones de la gente por el arduo trabajo de los Franciscanos holandeses. Sin embargo, debido a la falta habitual de clero durante muchos años, algunos se convirtieron en católicos nominales, otros se unieron a denominaciones cristianas diferentes o incluso algunos se convirtieron a la religión islámica.

Tras el establecimiento de la Parroquia de San Agustín de Hipona, la situación cambia lentamente. Aquellos pueblos donde los católicos no habían sido visitados por sacerdotes durante más de cinco años, actualmente reciben visitas regulares al menos una vez al mes.

Hubo quienes retornaron a la práctica de la fe, otros llegaron procedentes de las Iglesias protestantes e incluso hemos tenido bautizos de personas que profesaban el islamismo.

Los fieles anhelan realmente el alimento espiritual. La formación de los diferentes servicios y ministerios de la Iglesia, como la atención específica a los jóvenes o los grupos para adultos, crean también espacios en los que introducir los valores propios de nuestro carisma, como la comunidad y el afecto profundo por enriquecer la interioridad personal.

Pienso que aunque el proceso formativo llevará tiempo, lo que importa y en lo que estamos centrados actualmente es la constancia.