Los escasos datos que se poseen sobre la vida de Agustín Cheng son suficientes para percibir la consistencia de su vocación religiosa y sacerdotal, y admirar la fortaleza de su fe, hasta morir en prisión en fecha y lugar desconocidos.
Agustín Cheng nació entre 1928 y 1930 en Pa-Li-Choang, en una familia cristiana. Desde joven, recibió una educación cristiana en su hogar y asistió a la escuela de la Misión, donde participaba activamente en la vida religiosa, asistiendo a diario a misa y rezando el rosario. A los 11 o 12 años, con el permiso de su familia, ingresó al Seminario de Kweiteh/Shangqiu en 1941.
En el seminario, Agustín estudió latín y continuó su educación Primaria. Permaneció en Kweiteh hasta el verano de 1948, en que se trasladó al Seminario Mayor de Kai-feng, junto con su compañero José Li, para estudiar filosofía y teología. Mantuvo contacto con el obispo de la Diócesis de Kweiteh, el agustino recoleto Arturo Quintanilla y, tras la salida de este de China en 1952, continuó su correspondencia con el vicario general, padre José Shan, y el padre Pedro Kuo en Shanghai.
En septiembre de 1955, Agustín viajó a Shanghai para recibir atención médica, pero se encontró con la sorpresa del arresto del padre Pedro Kuo y la ocupación de la casa por la policía. Fue interrogado durante tres días y, aunque no pudo ver al padre Francisco Sanz directamente, logró comunicarse con este a través de una puerta abierta entre dos habitaciones y así se confesó y recibió consejo sobre algunas consultas hechas sobre el Seminario, sobre su persona y el porvenir.
El padre Francisco aprovechó la ocasión para animarle en su vida futura. Agustín regresó al seminario en Kai-feng, pero fue arrestado a su llegada y condenado a prisión, donde murió.
La condena de Agustín se debió a su viaje a Shanghai y su correspondencia con el padre Pedro Kuo, quien era considerado anticomunista. Agustín fue visto como partícipe de las mismas actividades y, por su negativa a colaborar con la iglesia nacional, fue considerado mártir por su fidelidad a la Iglesia y al Papa.