Sara, María y Luci son tres voluntarias de ARCORES España que han pasado el mes de julio en el Hogar Santa Mónica de los Agustinos Recoletos en Fortaleza (Brasil). Se han integrado en la vida cotidiana del proyecto y han participado de su ambiente y disposición total y plena para las beneficiarias.
Durante el mes de julio, el Hogar Santa Mónica de los Agustinos Recoletos en Fortaleza (Ceará, Brasil) ha recibido a Sara, María y Lucía, tres voluntarias procedentes de ARCORES España que han ofrecido toda su energía y servicio al proyecto que atiende a niñas y adolescentes enviadas por las autoridades competentes tras sufrir o estar en grave riesgo de sufrir abusos, abandono, explotación o cualquier ataque a sus derechos fundamentales.
Para las beneficiarias la llegada de las voluntarias representa momentos de curiosidad y de expectativas ante personas con una mentalidad completamente diferente: les ayuda a descubrir que el mundo es muy grande pero que todas las personas podemos conectarnos y relacionarnos desde la base del respeto, el cariño y la empatía.
Las tres voluntarias han manifestado con sus actos y palabras tener corazones llenos de amor para compartir, así como disposición para servir. Se integraron en las actividades cotidianas del Hogar Santa Mónica y lograron en seguida superar las barreras a priori existentes como la mentalidad, las costumbres, la cultura, la edad o el idioma.
Su entusiasmo se ha contagiado a las beneficiarias y los colaboradores del Hogar. Traían un toque de espíritu aventurero y personalidad atractiva y cautivadora para ganarse la confianza de las beneficiarias. También han compartido con alegría su experiencia de vida, su cultura y forma de ver la realidad.
Un nuevo idioma, una nueva cultura, nuevos conocimientos, son cosas que siempre abren la mente de las beneficiarias, que generalmente proceden de espacios sociales sumamente cerrados y con muy pocas oportunidades de conocer mundos y personas diferentes.
Precisamente el diálogo, hablar y escuchar, ha sido una de sus aportaciones más importantes a la vida del Hogar Santa Mónica. Las beneficiarias están más que acostumbradas con sus compañeras y con el equipo multidisciplinar de atención que, además, practica un trato profesional con ellas: si bien hay cercanía afectiva y cariño mutuo, también es necesario la imposición de límites, la corrección o el tratamiento profesional terapéutico.
La presencia de las voluntarias relaja sobremanera a las beneficiarias, al ser personas con quienes hablar sin la rémora de saber que les van a exigir después en lo cotidiano unos resultados, valores o comportamientos. Así se crean nuevas conexiones con mucha presencia de juegos, sonrisas, confidencias, abrazos, bromas y risas.
Por su parte, para los trabajadores y colaboradores del Hogar Santa Mónica la presencia de voluntarios extranjeros permite crear nuevos espacios de trabajo con las beneficiarias, atender o dedicar más tiempo a otras obligaciones y dialogar con ellos, expresar preocupaciones, solicitar nuevos puntos de vista sobre casos concretos, acceder a una información diferente de las beneficiarias y motivarse mutuamente.
Las voluntarias indicarán a su debido tiempo cómo ha sido su vivencia personal, qué han aprendido y qué se han llevado del Hogar Santa Mónica. Lo que han dejado es alegría, agradecimiento, experiencias de vida que se recordarán y las puertas abiertas de la institución, porque ya son parte de la familia del Hogar Santa Mónica. Gracias por vuestra presencia.