El templo de Santa Mónica de Ciudad de México acogió el 13 de julio su ordenación presbiteral, presidida por el agustino recoleto Francisco Javier Acero, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México. La Familia Agustino-Recoleta en México, Costa Rica y Brasil los acompañó con cariño y emoción.
Los religiosos agustinos recoletos Eduardo Chávez (Ciudad de México, México, 1987) y Sergio Pérez (Mochitlán, Guerrero, México, 1992) recibieron el orden del presbiterado de manos del obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, el agustino recoleto Francisco Javier Acero, el sábado 13 de julio, a las 12:00 horas del mediodía, en el icónico tempo de la Rectoría de Santa Mónica, en la calle Fresas, Colonia del Valle, de la capital mexicana.
La Familia Agustino-Recoleta en México, Costa Rica y Brasil, celebró esta jornada con especial alegría. Los dos religiosos mexicanos, Eduardo y Sergio, llevan a cabo su servicio pastoral, ya ahora como sacerdotes, respectivamente en las comunidades de Ciudad de los Niños de Cartago (Costa Rica) y de Lábrea (Amazonas, Brasil).
En la comunidad local de Santa Mónica los grupos pastorales y las pequeñas comunidades de evangelización colaboraron enormemente en la organización del evento desde días antes. La Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta también colaboró intensamente, así como el ministerio de los monaguillos, que ensayaron la ceremonia para que todo saliese a la perfección. Las mismas familias de los nuevos sacerdotes estuvieron presentes de forma significativa en la procesión inicial, en las bendiciones, ofertorio.
Santa Mónica acogió a todos ellos: religiosos y seminaristas, monjas contemplativas, religiosas de vida activa, Fraternidades Seglares y Juventudes Agustino-Recoletas, así como a muchos familiares de los neosacerdotes llegados desde la propia Ciudad de México y desde Guerrero, con un importante número de personas procedentes de la parroquia originaria de fray Sergio pese a estar situada a casi 300 kilómetros al sur de la capital.
El obispo ordenante, fray Francisco Javier Acero, se prodigó en explicaciones catequéticas sobre cada uno de los ritos de la ordenación sacerdotal. En la homilía invitó a los dos jóvenes recoletos a “ser sacerdotes comprometidos y acogedores con las ovejas; hombres de Dios, de profunda y continua oración y ternura, que sirven a la Palabra de Dios, a los más débiles y necesitados”.
También habló sobre la necesidad de dejar atrás “toda forma de clericalismo o mundanismo espiritual”. Y concluyó su homilía pidiéndoles que “sean pastores alegres para el Pueblo y con el Pueblo”.
En cuanto a los ritos, al comienzo de la eucaristía los progenitores de los dos religiosos bendijeron a sus hijos, para al final de la ceremonia recibir, a su vez, la primera bendición como sacerdotes de sus hijos; terminada la homilía siguieron la oración de la asamblea por los dos candidatos al sacerdocio postrados mientras todos rezaban las letanías a los santos; y el momento de la ordenación con la imposición de las manos, la oración consecratoria, la unción y la entrega de los elementos propios del presbítero.
Durante la acción de gracias, fray Eduardo recordó la importancia de la comunidad cristiana de Santa Mónica dentro de su camino vocacional, cuando acompañó siendo postulante a las JAR; también agradeció la presencia de colaboradores llegados desde la Ciudad de los Niños de Costa Rica.
Fray Sergio agradeció especialmente a las religiosas que le acompañaron en su formación académica, humana y religiosa durante su adolescencia, y también hizo un agradecimiento en portugués para quienes seguían la ordenación desde el Amazonas brasileño a través de las redes sociales.
Un ágape fraterno para todos organizado por la comunidad de Santa Mónica puso punto final a la celebración.
El domingo, 14 de julio, tuvo lugar el cantamisa de fray Eduardo Chávez en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Azcapotzalco, Ciudad de México, donde estuvo acompañado de Fray Sergio y varios sacerdotes y profesos recoletos.
El cantamisa de fray Sergio fue el 20 de julio, a las 12 del mediodía, en la Parroquia de Santa Ana de Mochitlán, Guerrero, con todo el pueblo volcado en la fiesta y bien acompañado de miembros de la Familia Agustino-Recoleta procedentes de las comunidades de Hospitales (Ciudad de México) y Querétaro (religiosos y Fraternidad Seglar) y acompañado del delegado de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en Brasil.