JAR Chihuahua, misión 2024 en CARDI, Ciudad de México. Julio.

Ocho jóvenes JAR han reforzado su vivencia comunitaria, han aprendido a ser más solidarios y empáticos, han promovido actitudes y aptitudes que los hacen más felices y mejores personas y han ganado en su acercamiento a Dios con esta misión 2024.

La comunidad Kyrie Eleison (Señor, ten piedad) de las Juventudes Agustino-Recoletas (JAR) de Ciudad Chihuahua, en México, han organizado durante el mes de julio un voluntariado misionero colaborando con el Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral (CARDI), proyecto sociosanitario de los Agustinos Recoletos en México.

Aprovechando las vacaciones lectivas y la oportunidad que ofrece contar con un proyecto social dentro de la misma Familia religiosa, los ocho miembros del movimiento juvenil de los Agustinos Recoletos se prepararon previamente con formaciones especiales y participaron de una ceremonia de envío y recepción de la cruz misionera presidida por el agustino recoleto Manuel Antonio Flores, párroco de la Parroquia de Cristo Sumo Sacerdote de la capital chihuahuense.

Las misiones y el voluntariado forman parte de la formación integral y de la vivencia de los valores agustinos recoletos impulsados en las JAR. Se trata de hacer crecer en los jóvenes valores como la solidaridad, la empatía, el deseo de la justicia social, el acercamiento a los más vulnerables y la puesta en marcha del Reino de Dios, entendido como espacio de felicidad, dignidad, justicia y bienestar para toda persona, imagen y semejanza de Dios.

CARDI es un centro que ofrece sus servicios a los enfermos y los familiares de los enfermos de los grandes centros sanitarios públicos de la Ciudad de México. Con la centralización de especialidades y de las atenciones más complejas en el país, a la colonia Hospitales de la Ciudad de México llegan cada año miles de personas de toda la República, sea porque están enfermas, sea porque acompañan a sus enfermos.

El CARDI ofrece servicios variados que van desde la atención humana (terapias, asesoría, consejo, escucha proactiva) hasta la atención en necesidades primarias (alimentación, aseo) pasando por la oferta de terapias y elementos terapéuticos y farmacológicos a precio de coste.

En CARDI hay un dispensario, una zona de descanso, otra zona para diálogo y apoyo, zona de lavado de ropa y aseo personal, desayunos y reparto de tickets de comida en establecimientos… Pero sobre todo en CARDI los familiares de los enfermos encuentran empatía, cariño, acogida y apoyo en medio de una gran ciudad de la que desconocen todo y en la que no tienen apoyos, con un ritmo vital deshumanizado.

En su misión de verano, las JAR Chihuahua colaboraron en todos estos servicios. Se entregaron a sus tareas tras un proceso de aprendizaje, tanto aquellas más mecánicas (clasificar y ordenar medicamentos, servir comidas y desayunos, limpieza de las zonas de aseo personal) como de las más importantes, las tareas humanas: acoger, escuchar, dialogar, animar, comprender y dar aliento y esperanza a quienes enfrentan una situación de especial vulnerabilidad.

Para los jóvenes JAR lo más importante no es lo que hayan dado a otros, sino lo que han recibido: han mejorado su vivencia comunitaria como grupo en un ambiente nuevo y ante un servicio también antes inexplorado; han aprendido la necesidad de ser solidarios y empáticos; han promovido en sí mismos actitudes y aptitudes que los hacen mejores personas; y han ganado en espiritualidad y acercamiento a Dios al lograr acercarse a los vulnerables y empobrecidos.

Felicidades a todos.