En el primer caso han celebrado una edición del programa “Justicia Itinerante Cooperativa”, mientras que en el segundo caso han unido a jóvenes misioneros de la zona rural y de la zona urbana de Lábrea para promover la acción social y espiritual.
La Pastoral de la Infancia, acción social de la Iglesia Católica en Brasil, atiende a niños y niñas de menos de cinco años de edad, a sus madres y a las gestantes. Lleva a cabo su tarea de acompañamiento, que incluye la vigilancia en materia de prevención, salud, higiene y alimentación, en todo el país, incluyendo las zonas más remotas y las poblaciones más olvidadas por las políticas e inversiones públicas.
En la Prelatura de Lábrea su tarea ha sido esencial durante décadas evitando la desnutrición y problemas graves de salud a sus beneficiarios. Entre sus actividades ordinarias están las visitas domiciliares y los encuentros grupales en los que se rellenan las fichas personalizadas de cada menor (peso, crecimiento, alimentación) y se hacen talleres formativos sobre higiene, alimentación saludable, acciones de prevención, uso conveniente del agua y de los desechos…
En el municipio de Lábrea esta Pastoral ha implementado a finales de junio la primera edición del “Programa de Justicia Itinerante Cooperativa de la Amazonia”. Se trata de una colaboración con el Poder Judicial para asegurar los derechos ciudadanos de quienes viven más alejados de la Administración de justicia.
Así, la Pastoral de la Infancia promueve la ciudadanía y el acceso a la Justicia de todas las personas, el aseguramiento de sus derechos, ofrece datos y estadísticas reales al Poder Judicial y promueve acciones de justicia ambiental en lugares donde hay poca presencia del Estado y un alto índice de litigios de gran repercusión y complejidad.
La jornada del programa en Lábrea incluyó talleres de confección de juguetes con materiales de desecho; el rescate de juegos, cuentos y músicas tradicionales; la discusión de temas; la expresión artística; y el uso de nuevas tecnologías a favor de la conciencia ciudadana. Muchas de las familias atendidas son monoparentales, con una mujer en situación de vulnerabilidad y pocos ingresos al frente de una familia numerosa.
Por otro lado, unas semanas antes la Juventud Misionera (EJUM, en sus siglas en portugués) de la zona urbana de Lábrea promovió un encuentro de jóvenes en la comunidad rural de Playa de Pirão, a 10 kilómetros río Purús abajo.
El encuentro duró un fin de semana y tuvo actividades como visitas domiciliares, charlas, diálogos en grupo, reparto de bienes de primera necesidad y celebraciones litúrgicas, bajo el lema “Invitad a todos al banquete”.
Este año el descenso del caudal del río Purús por la época seca ha sido más acentuado, dejando a muchos de sus habitantes sin pescado y mermando la producción agrícola. Por ello, la Juventud Misionera promovió antes la recogida de alimentos que fueron repartidos a las familias.
En este encuentro también participaron miembros de la Juventud Misionera de la vecina Diócesis de Humaitá, incluyendo religiosas y clero; el agustino recoleto Sergio Pérez, de la comunidad local de Lábrea; y la hermana Madalena, misionera agustina recoleta.
El secretario nacional de las Obras Pontificias de Propagación de la Fe en Brasil, Genilson Sousa, participó virtualmente con una formación sobre la historia, identidad y perfil del joven misionero. También hubo formaciones sobre la ansiedad, un problema al que se enfrentan miles de jóvenes de todo el mundo, y otra sobre el apoyo a las jóvenes madres que se ven solas en momentos de gran importancia para sus vidas.