Centro Esperanza. Pauiní, Amazonas, Brasil. Agustinos Recoletos. Junio y julio 2024.

Las actividades ecológicas, las típicas fiestas de San Juan, la concienciación contra el trabajo infantil y la recepción de un nuevo religioso agustino recoleto en la comunidad local se han unido a las actividades habituales de talleres y formación del centro socioeducativo de los Agustinos Recoletos en el Amazonas brasileño.

El mes de junio comenzó en el Centro Esperanza, centro socioeducativo de los Agustinos Recoletos y la Prelatura de Lábrea, con la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente.

Fue una jornada propicia para ser vivida por los alumnos en el Sitio Ecológico Frei Loreto, un espacio lúdico y de convivencia con la Naturaleza a las afueras de la ciudad de Pauiní que tiene la Prelatura de Lábrea.

Los alumnos participaron de diversas formaciones, plantaron árboles e hicieron la pequeña ruta a pie por el Sitio para conocer diversos tipos de árboles y cómo funciona el ecosistema de la selva húmeda, el propio de la Amazonia y de Pauiní.

Por último hubo una “performance” que incluía una danza sobre la Casa Común, cuyo objetivo final era concienciar sobre la necesidad de cuidar el Planeta como lugar de convivencia y de preservación de la vida de toda la Creación.

Celebrar para unir

En Brasil, junio gira en torno a las tradicionales fiestas de san Juan. Niños y niñas se visten a la antigua usanza del nordeste del país con sus camisas de cuadros y sombreros de paja, con sus músicas y danzas tradicionales y todos prueban en esta época del año apetitosos platos típicos en los que el maíz y los cacahuetes suelen ser protagonistas.

El Centro Esperanza también incluye en su programación este evento y el 21 de junio llevó a cabo su fiesta, preparada para la diversión de las familias. Se degustaron estas comidas y dulces típicos, los alumnos hicieron una exposición de sus creaciones de los talleres de costura y artesanato, hubo juegos y música en directo y la cuadrilla de baile Geração junina, que ensayó durante semanas su presentación.

Toda la comunidad del Centro Esperanza colaboró para que la fiesta fuese un éxito: los propios beneficiarios, los monitores y las familias, los antiguos alumnos, y personas destacadas de la sociedad local que hicieron de jurado en los concursos.

Para agradecer el esfuerzo, una semana después, el 28 de junio, se celebró un día de paseo con piscina, deporte, comida y juegos para todos.

El mes siguiente, julio, comenzó con un encuentro con los padres y responsables de los beneficiarios. Tras la acogida y la oración inicial dirigida por el director, el agustino recoleto Alfonso Lázaro, tuvo lugar una charla formativa sobre las consecuencias y desafíos del uso de Internet por parte los menores a cargo de la psicóloga del Centro.

La reunión terminó con un momento de juegos y rifa de pequeños regalos hechos por los alumnos del Centro, como es habitual, de manera que los padres y tutores también pueden ver con sus ojos los resultados palpables de la presencia de sus hijos en el Centro.

Nuevo integrante de la comunidad religiosa

El Centro Esperanza hizo una recepción especial para el agustino recoleto Noé Servín Franco, nuevo miembro de la comunidad religiosa local, que procede de la misión de Cuba. El religioso mexicano vivió una jornada de encuentro, conocimiento, presentación y, sobre todo, de cariño y bienvenida.

Noé pudo conocer la dinámica habitual del Centro. Le fueron presentados todos los colaboradores, que a su vez explicaron su tarea y servicio; pasó por los diversos talleres, habló con los alumnos y, desde ahora, será un colaborador más, como todos los religiosos agustinos recoletos en la comunidad local.

Contra el trabajo infantil

El Centro Esperanza tiene, a su vez, un acuerdo de colaboración con el Programa de Erradicación del Trabajo Infantil (PETI). Se trata de un esfuerzo de todas las Administraciones Públicas dependiente en última instancia del Ministerio de Desarrollo, Asistencia Social, Familia y Combate a la desnutrición del gobierno federal.

Este programa comenzó en Brasil en 1996 con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Entre sus objetivos están la redistribución de renta, la asistencia social y la oferta educativa y formativa para niños y adolescentes que están en situación de explotación laboral. Durante todo el año realiza campañas contra el trabajo infantil, elabora materiales y asesora a las Administraciones contra esta lacra.

Se considera trabajo infantil cualquier actividad económica o de supervivencia realizada por niños y/o adolescentes menores de 16 años, sean remuneradas o no, con o sin finalidad de lucro. Se exceptúan los menores de entre 14 y 16 años con la condición legal de aprendiz y los derechos que esta condición acarrea al día y en uso.

Algunas formas de trabajo infantil, además, envuelven actividades perjudiciales a la salud, a la seguridad o a la integridad moral de los menores. Ejemplos serían el trabajo doméstico, procesos productivos peligrosos con usos de maquinaria y herramientas peligrosas, manejo de pesos y, por supuesto, todos aquellos que tengan que ver directa o indirectamente con actividades relativas a la sexualidad humana, a dependencias químicas (alcohol, drogas), o al juego y las apuestas.

Miqueias Maurício es el coordinador municipal del PETI en el Ayuntamiento de Pauiní y fue invitado junto con la psicóloga del Centro Esperanza y uno de los miembros del Consejo Tutelar de Menores, Antônio do Vale e Neto Cabral, a participar de una mesa redonda con los beneficiarios del Centro.

El tema central fue “¿Qué destruye los sueños y el futuro de niños y adolescentes?. Los alumnos escucharon nociones básicas sobre el trabajo infantil, cómo detectar si alguna de sus actividades va más allá de lo apropiado para un menor y de cómo actuar en caso de que sean víctimas o testigos de ello.