Giovanni_Lanfranco_-_Miracle_of_the_Bread_and_Fish

Lecturas: 1 Reyes 4,42-44: Comerá y sobrará; Salmo 144: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias; Efesios 4,1-6: Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo; Juan 6,1-15: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron.

Fernando Martín Esteban, agustino recoleto

Jesús vino a dar plenitud y cumplimiento pleno al Antiguo Testamento y a las experiencias del pueblo de Israel. Una de ellas fue el maná en el desierto. Después de liberar al pueblo de la esclavitud, después de cruzar a pie el mar Rojo, Dios hizo una promesa al pueblo de Israel: “Yo seré tu Dios y vosotros seréis mi pueblo, si cumplís mis mandamientos”. Ellos comenzaron cumpliendo su voluntad y Dios les cuidaba con una nube por el día, una columna de fuego por la noche, y los alimentaba con el maná. Todos los días comían el maná y se alimentaban, pero volvían a tener hambre al día siguiente.

Jesús, sabiendo que en la memoria religiosa judía está esta experiencia de cuidado de Dios, la plenifica diciendo: “Yo os daré el pan de vida que contiene en sí todo deleite. El pan que os dará la vida”. Se presenta como el verdadero pan de vida.

La gente se queda sólo en el milagro de la multiplicación de los panes y no se fija en sus palabras. Son materialistas e interesados, no espirituales. El pueblo no entiende su verdadero significado y que está hablando de la Eucaristía. EL pueblo sólo está preocupado de comer, de saciar sus necesidades y cómo Jesús les está ayudando. Por eso quieren proclamarlo rey, pero Él huye. Huye porque Él quiere ser un rey espiritual y quiere que entiendan que la promesa de Dios del pan de vida se refiere a la Eucaristía.

Para comprender mejor el trasfondo espiritual del mensaje de Jesús vamos a analizar algunas de sus palabras en el Evangelio de hoy:

El pueblo le dio lástima”: Jesús lleva tiempo enseñando y las personas no entienden su mensaje. Él siente tristeza por la cerrazón de su mente y su necedad para comprender. Pero como su amor por ellos es tan grande, pasa a la acción. A partir de ahora cada enseñanza va a ir acompañada de un milagro. En este caso es la multiplicación.

Los discípulos dicen “vamos a comprar”: Están en el campo y los discípulos quieren volver a la ciudad. Piensan que todo se soluciona con el dinero, comprando y vendiendo. Pero Jesús les abre la mente. Jesús les dice que la solución viene por compartir, por dar a los demás todo lo que Dios te ha dado.

Se sentaron en el suelo”: Estar sentado en el suelo era la postura para comer del hombre libre. Jesús trata a todas las personas como hombres libres y con la máxima dignidad y respeto.

Eran más de 5000 personas”. La expresión correcta es “eran más de 5000 adultos”. Jesús hace referencia a que, para participar de la Eucaristía, se exige una madurez, se exige ser una persona responsable y adulta en la fe.

Mandó recoger lo que había sobrado”: Cuando todos quedaron satisfechos Jesús mandó recoger todos los pedazos que sobraron para que nada se desperdiciara. Esta orden tiene dos motivos. El primero es que el pan de vida, el pan de la Eucaristía, no se puede descuidar. Todo tiene que estar bien recogido y limpio porque es el cuerpo de Cristo. Y la segunda razón, muy importante y que a veces se nos olvida, es porque no todas las personas pueden ir a misa y ellas también necesitan alimentarse con el pan de vida, con la Eucaristía. De ahí la importancia de las personas que llevan la comunión a los enfermos y a las personas mayores.

Claramente, cuando Jesús habla del pan de vida se refiere a la Eucaristía. La Eucaristía es el único alimento que puede saciar el hambre de todas las personas. Jesús está todo entero, todo entero en todas las partículas. Todo aquel que comulga recibe a Jesús por entero. La presencia de Jesús no depende del tamaño de las formas. Recibe a Jesús lo mismo el que come una forma pequeña, que el que recibe una forma grande.

Lo mismo acontece con la repetición de la comunión. La persona que comulga tres veces al día no recibe más a Jesús que el que comulga sólo una vez. La comunión da el alimento de Dios necesario para cada día.

Finalmente, un comentario para aquellos que quieren tomar al pie de la letra el texto y piensan que con una comunión ya no se necesita comulgar más porque es un pan que quita el hambre para siempre. Cuando alguien comulga no siente los efectos automáticamente. Jesús va actuando en el silencio desde dentro. Un ejemplo. Si nosotros nos quedamos quietos mirando los árboles nunca los vemos crecer. Más si dejamos pasar un tiempo y volvemos a mirar al árbol vemos cómo ha crecido. Lo mismo sucede con las personas. Si nosotros comulgamos todos los domingos, no vemos la diferencia día a día, pero después de un tiempo nuestro corazón debería haber cambiado, y cambiará si de verdad creemos que Jesús es el pan vivo bajado del cielo y entendemos, amamos, respetamos y vivimos la Eucaristía con su sentido pleno.