Algunos de los tesoros de la historia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos y de los ambientes y espacios donde ha desarrollado su tarea a lo largo de la historia y en la actualidad.

La ciudad de Cavite no es ni sombra de lo que fue; aunque lleva el mismo nombre que la provincia histórica por excelencia, no es su capital (Trece Mártires) ni la sede de la Diócesis (Imus). Pero hasta hace cien años fue renombrada ciudad colonial, casi a la altura de Manila, con el puerto, los astilleros, el arsenal y la guarnición principales. Por todo ello, su población era más española que filipina.

Los Agustinos Recoletos se vieron obligados a fundar en Cavite –tanto les insistieron los caviteños– cuando solo llevaban 10 años en Filipinas. En 1616 se comenzó la fábrica del convento e iglesia, todo de sólida mampostería; construcción que se realizó en muy poco tiempo y a expensas de la caridad de los fieles. Desde el principio, y siempre, será un convento en sentido estricto, no una Parroquia, por más que los frailes ejercieran un intenso ministerio.

La Cavite colonial y cosmopolita fue bombardeada por los norteamericanos en 1898. Sobre el convento recoleto cayeron varias granadas, que lo dejaron maltrecho. La iglesia quedó casi en ruinas. Y lo que habían respetado las bombas, terminaron de destrozarlo las tropas americanas y los chinos del arsenal, que sucesivamente habitaron allí. De estos últimos decía un testigo que han robado, destrozado y quemado, en presencia de los frailes, el maderamen del coro, retablo, púlpito, columnas y piso de la iglesia, además de las puertas y ventanas del convento.

En 1906 todavía vivían allí los religiosos, y por los años 20 y 30 del siglo XX aún se mantenía en pie la fachada de la iglesia, como lo muestran algunas fotos. El edificio será puesto a la venta en 1944, y a finales de los 80 todavía quedaban restos.

Hoy solo queda la torre en medio de un amplio campo de chabolas que impiden incluso el acceso. Con todo, sus cuatro cuerpos más el pináculo se yerguen altivos y espléndidos.

Según una guía internacional, Cavite no tiene verdaderas atracciones turísticas que ofrecer. Y esa es la triste realidad… Aunque no del todo: la torre agustino-recoleta de Cavite sigue casi escondida, pero en pie, a los ojos de quien quiera verla con curiosidad y, para nuestra Familia, con un recuerdo emocionado y agradecido.


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