El pueblo entero de Río Branco, Acre vibra en las celebraciones organizadas por los veinticinco años de servicio pastoral de Joaquín Pertíñez Fernández, ordenado obispo para la misma Diócesis de la que sigue siendo su pastor.
El obispo Joaquín Pertíñez Fernández nació el 22 de septiembre de 1952 en Monachil, Granada, España, e ingresó en la Orden de Agustinos Recoletos el 11 de agosto de 1974 con su profesión simple en Monteagudo (Navarra, España).
En 1979 Pertíñez es ordenado sacerdote y comienza a ejercer su ministerio como formador en el seminario San José de Lodosa (Navarra, España) hasta que en 1988 parte como voluntario a la misión de Lábrea, donde permaneció hasta 1998 en que es enviado como delegado provincial a Costa Rica, residiendo en el seminario de Pozos de Santa Ana, San José.
Estando destinado en Costa Rica, en febrero de 1999 fue nombrado obispo de Rio Branco, estado de Acre en Brasil, donde fue ordenado el 30 de mayo. Se cumplen, por tanto, 25 años de ese evento. Tiempo suficiente para hacer una evaluación que su presbiterio considera muy positiva, y por eso quiso resaltar esta fecha con un acto público de agradecimiento.
El presbiterio inició meses antes la logística y los preparativos a espaldas del homenajeado. En vísperas se lanzó el programa: un acto cultural el día 31 de mayo y la misa del jubileo el 1 de junio. Debido a que el día exacto, el 30 de mayo, era la solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo, se marcaron esos días inmediatos.
A las seis de la tarde del día 31 de mayo, en el gimnasio del instituto Inmaculada Concepción, las autoridades, convidados, amigos y fieles se reunieron para el acto cultural, que consistió en una serie de homenajes y en un recorrido por los 25 años de episcopado de dom Joaquín. Un repaso a su actividad cultural a través de sus veintidós libros escritos, en los que aborda todos los temas: sociales, culturales, religiosos, del mundo del trabajo, de la salud, de la ecología y hasta de la cristología. Hubo intervenciones de representantes de los diversos estamentos y, como broche final, la felicitación de su familia on-line desde España.
Representando a la Provincia agustino-recoleta de San Nicolás de Tolentino, a la que pertenece el obispo, estaba fray Juan Cruz Vicario Corral, delegado de la misma Provincia en Brasil y compañero de Joaquín en el seminario San José de Lodosa y en la Prelatura de Lábrea (Amazonas, Brasil).
El sábado día 1 llegó el prior general de la Orden Miguel Ángel Hernández, acompañado del consejero general Ismael Xuruc; los obispos de Lábrea dom Jesús Moraza, emérito, y Santiago Sánchez, titular; el obispo de Cruzeiro del Sur dom Flávio Giovernale; muchos sacerdotes, diáconos y otros convidados. Por la mañana dom Joaquín mostró al prior general y otros acompañantes los “tesoros” de su Diócesis: el seminario, el hospital Santa Juliana, su facultad eclesiástica, la catedral, el centro de hansenianos… para llegar al punto culminante: La misa de las cinco de la tarde en el mismo local donde tuvo lugar el día anterior el acto cultural.
Antes de la misa el equipo de animación litúrgica motivó, animó, contagió la alegría y espiritualidad de lo que iba a acontecer. Una larga fila de monaguillos, seminaristas, lectores, diáconos, sacerdotes, obispos y el propio dom Joaquín entraron en procesión ante el clamor del pueblo.
Después del acto penitencial se presentaron las distintas pastorales, movimientos y servicios con sus pancartas y símbolos. La homilía de dom Joaquín fue un documento memorable de estos 25 años con sus desafíos, gozos, esperanzas y anhelos todavía por cumplir.
Significativo el ofertorio muy amazónico. Después de la comunión los homenajes, destacando el del clero (casi todos ordenados por dom Joaquín) tanto sacerdotes como diáconos, que hicieron un corro de abrazos alrededor de su persona, como también lo hicieron los seminaristas. Otros homenajes fueron el de los obispos, de la Orden, del vicario episcopal, además de musicales, entrega de placa conmemorativa, flores… y entrega de la felicitación del Papa Francisco que fue leída y recibida con grandes aplausos.
Visiblemente emocionado, dom Joaquín Pertíñez tuvo palabras de agradecimiento para todos. Posó feliz en una sesión interminable de fotos y cerró el día con la cena con todo el clero en la parroquia San Sebastián que fue el sitio escogido para las recepciones.
Orgullosa la Orden de Agustinos Recoletos, donde uno de sus hijos trabaja desde hace 25 años “donde la Iglesia nos necesita”. Felicidades, Joaquín.