Algunos de los tesoros de la historia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos y de los ambientes y espacios donde ha desarrollado su tarea a lo largo de la historia y en la actualidad.

A comienzos de los años 90 del siglo XX, uno de los objetivos pastorales prioritarios de la Prelatura de Lábrea, en el Amazonas brasileño, fueron los menores de edad. Para actuar con una metodología y un impacto real, los Agustinos Recoletos pusieron en marcha el Centro Esperanza, primero en Lábrea (1994), luego en Tapauá (1998) y en Pauiní (2001).

Motivos no faltaban: precariedad en la educación pública, fácil acceso a la economía informal y/o criminal (droga, explotación sexual comercial), violencia generalizada, falta de expectativas laborales… Tampoco había espacios de ocio sano, actividades orientadas; había desnutrición infantil en un amplio porcentaje.

Los primeros años se pusieron en marcha, sobre todo, talleres semi-profesionales: metalurgia, ebanistería, bordado… Pero esta acción se demostró cara de mantener y no ofrecía soluciones integrales. Eso sí, no pocos jóvenes comenzaron, gracias a ello, una vida laboral digna que dura hasta hoy.

Con los años, los Centros se fueron modernizando: hubo un enorme esfuerzo en sus infraestructuras; en el diseño de los talleres y ocupaciones; en la formación y elección de los monitores… El número de alumnos se ha estabilizado en torno a 800 cada año, entre los tres.

Su programa integral incluye para todos el refuerzo escolar, el refuerzo alimentario, los talleres ocupacionales más acomodados a las necesidades actuales (informática, música, artes escénicas, artesanía, cocina o bordado han tomado mayor espacio), el deporte, la cultura… El equipo gestor visita a las familias y las incluye en sus preocupaciones. Se ha reforzado la enseñanza y práctica de valores sociales y cooperativos, la denuncia e identificación del abuso o el crimen, el cuidado responsable del propio cuerpo y la salud.

En 1994, con el primer Centro Esperanza, nació en España una ONGD. Surgió en Lodosa (Navarra), como fruto póstumo del seminario clausurado el año anterior, en el que habían trabajado varios de los misioneros de Lábrea. Adoptó su mismo nombre: ONGD La Esperanza.

Los centros educativos en España también han colaborado anualmente con los Centros Esperanza. Y otro tanto han hecho parroquias de España, Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos.


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