Algunos de los tesoros de la historia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos y de los ambientes y espacios donde ha desarrollado su tarea a lo largo de la historia y en la actualidad.

En sus primeros siglos en Filipinas la Provincia certificó que el hogar es espacio imprescindible de desarrollo humano y espiritual. Uno de los cometidos de los misioneros era dar vivienda a los indígenas para que habitasen los nuevos pueblos y villas.

La vivienda sigue formando parte de la realidad evangelizadora de la Provincia. Es un derecho universal, pero también un espacio imprescindible para la “Iglesia doméstica”. En el hogar se aprende a colaborar y se crea la atmósfera de amor y entrega que facilita los proyectos personales. Es centro primordial de educación del menor y de cuidado del anciano.

Por el contrario, la falta de una vivienda digna pone en un brete cualquier intento evangelizador y de promoción humana: en la infravivienda no hay salud, intimidad, descanso, ni dignidad.

El proyecto más complejo y completo de vivienda de la Provincia ha sido Handumanan, un barrio completo con todos los servicios integrados. Pero otros dos han tenido grandes proporciones y un gran número de beneficiarios, ambos en Brasil.

En Guaraciaba do Norte (Ceará), el proyecto Hogar Digno ha entregado desde 2001 más de un millar de casas (foto) de ladrillo a familias que vivían en chabolas de caña y barro, hábitat del insecto propagador del Mal de Chagas. Sus habitantes pagaban precios absurdos de alquiler a sus caseros, también sus jefes, hacenderos agrícolas: un círculo vicioso de explotación perfecto y bien diseñado.

Las casas de ladrillo mejoran la salud y la economía familiar. Basado en el micromecenazgo y el apoyo de entidades públicas españolas, ha contado con la colaboración de los beneficiarios para la construcción de cada hogar.

En Lábrea (Amazonas) las casas se han construido en madera, a la manera tradicional de esa región. Los beneficiarios son familias de bajos recursos, inmigrantes que abandonan el medio rural y buscan en el centro urbano educación y atención sanitaria.

Dejaban un espacio donde tenían asegurada la alimentación con la pesca, la caza, la recolección y la pequeña agricultura de la mandioca. En la ciudad, sin trabajo ni espacio para cultivar, la presión económica es enorme.

La Prelatura de Lábrea ha entregado más de 500 Casas comunitarias. Un centenar de ellas están en un solo barrio, Terra Solidária, donde la acción es integral: vivienda, agua y saneamiento, formación en liderazgo, uso del agua, mantenimiento de infraestructuras, higiene del hogar, gestión de basuras…

En todos estos proyectos se ha evitado que las casas construidas y entregadas puedan entrar en el mercado para inversión privada, obtención de lucro, subalquiler o especulación.


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