Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.
Familia y educación
Nació en Albuquerque (Nuevo México, Estados Unidos) el 20 de febrero de 1931 en una familia en la que diariamente había rosario y catequesis, bien integrada en el país pero fiel a las tradiciones religiosas mexicanas. Dos rasgos condicionaron su vida: una fortísima miopía, casi ceguera, y una amplia sonrisa que iluminaba su rostro.
Trasladada su familia a California, de niño fue monaguillo y participó en la Parroquia de Watts (Los Ángeles), administrada por los Agustinos Recoletos. Muy pronto manifestó deseos de ser como ellos.
A pesar de los obstáculos por los problemas de visión, en 1951 entró en el noviciado de Kansas. Dos desprendimientos de retina reavivaron las dudas pero prevalecieron su humildad, abnegación, jovialidad y fortaleza de ánimo. El 14 de mayo de 1958 recibió la ordenación sacerdotal.
Entre 1966 y 1972 fue formador, maestro de novicios en Kansas y de profesos en Suffern. Eran años de fuerte contestación en los que se hablaba de autonomía y libertad. Con una mezcla de afabilidad y firmeza, él integraba esos valores con los más tradicionales.
Párroco de barrio, obispo de los migrantes
Desde 1972 estuvo dedicado al servicio pastoral, primero como párroco en Watts y Glendale, Los Ángeles (1972-1978); luego como director de la Oficina de asuntos hispanos de la Conferencia Episcopal de California (1978-1981); y, finalmente, como obispo auxiliar de Sacramento (1981-1991).
Watts y Glendale eran barrios con pandillas organizadas de jóvenes que sembraban inseguridad. Alfonso salió a su encuentro y se ganó su confianza. Les pedía ir a la iglesia y no abandonar la escuela. Reactivó la Juventud Católica, en la que él se había formado; atendió la escuela parroquial e impugnó los recortes presupuestarios a la educación bilingüe; participó en reuniones sindicales y llegó a solicitar la colaboración de las estrellas de la vecina Hollywood. Para los fieles era un regalo de Dios.
Con la Oficina de asuntos hispanos su campo de acción se extendió a las once diócesis de California. Pero su actitud siguió igual: sencillez, humanidad, celo y lucha por preservar la identidad hispana y madurar la vida de fe. No se olvidó de coreanos, vietnamitas, polacos, filipinos, afro-americanos, aborígenes y cuantas minorías padecían los mismos problemas y necesidades.
Especial atención dedicó a la familia, con iniciativas tradicionales –visitas domiciliares, oración, celebraciones– o más complejas, como la sensibilización de la opinión pública. Participó en marchas y debates, medió con las autoridades y dio vida a obras de educación y prevención. Apoyó a las organizaciones pro-vida y participó en algunas manifestaciones, pero siempre en son de paz, con el lema Jesús perdona y sana. Tras su fallecimiento, la Diócesis de Sacramento puso su nombre a la Bishop Gallegos Maternity Home para mujeres embarazadas sin techo.
Perfil espiritual
Su espiritualidad está construida sobre dos columnas: una confianza inquebrantable en el Señor y un amor profundo a las creaturas. Amaos unos a otros era su lema episcopal.
De su familia heredó el amor al Papa y a la Iglesia. Otros rasgos fueron la alegría, la devoción a la Eucaristía, a la Virgen y a san José, a quien escogió como patrón en su profesión religiosa. Siendo ya obispo, siempre vivió en estrecho contacto con los recoletos.
Muerte
El 6 de octubre de 1991 regresaba de una jornada de trabajo en Griedly, a 150 kilómetros de Sacramento, cuando paró a auxiliar a un conductor detenido en la autopista. Otro vehículo los embistió y causó la muerte instantánea a Gallegos.
En su funeral participaron 30 obispos, un centenar de sacerdotes y más de dos mil fieles. El cardenal de Los Ángeles resumió su vida en siete palabras:
Un hombre gentil, sacerdote afable, obispo solícito.
El 23 de febrero de 1997 un grupo de low-riders, con sus coches tuneados, le dedicó una estatua financiada con donaciones espontáneas. Sacramento rebautizó con su nombre el pasaje peatonal que hay entre el Capitolio californiano y la Catedral.
Proceso de canonización
El 4 de diciembre de 2005 se abrió en Sacramento, y se clausuró el 15 de noviembre de 2006, después de haber interrogado a 230 testigos.
El 4 de junio de 2008, la Congregación para las Causas de los Santos confirmó su validez y el 10 de marzo de 2010 autorizó la exhumación de sus restos. Desde el 27 del mismo mes reposan en el santuario de la Virgen de Guadalupe de la misma ciudad. El día 8 de julio de 2016 fue declarado Venerable por el papa Francisco.