Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.

Nació en 1921 en una familia campesina de Chion Ku Zhi (Shandong, China). Su infancia estuvo marcada por la guerra chino-japonesa. En 1932 ingresó en el seminario de los Agustinos Recoletos de Kweiteh (Henan). Profesó en 1940 y emitió los votos solemnes en 1943.

En plena II Guerra Mundial y Guerra Civil china los seminaristas fueron enviados al convento dominico de Rosary Hill, Hong Kong, donde recibió el diaconado. Toda su vida agradeció esa acogida de los dominicos.

En 1949 se traslada a Manila, y allí, el 3 de marzo de 1950, es ordenado sacerdote. Casi dos meses después vuelve a China. Encontró el seminario y la misión ocupados y, con permiso de los superiores, se fue a su pueblo natal.

Comenzaron así 35 duros años pasados por épocas de cárcel, de libertad condicional o de trabajos forzados, con limitaciones para ejercer el ministerio, control absoluto de su vida y búsqueda de trabajos para su subsistencia.

Le quitaron la libertad, pero nunca la sonrisa. Lejos de la familia, de sus hermanos recoletos y de sus fieles, lloraba su soledad. Solo recuperó gradualmente cierta libertad a partir de 1986.

En su cautiverio nunca había cesado su trabajo pastoral, pero fue a partir de ese año cuando comenzó la tarea más fructífera. Organizó la Diócesis de Hezé, desmantelada durante décadas, y ayudó a los cristianos a volver a la práctica religiosa. Más tarde, reconocería que en esos años celebró más de 10.000 bautismos. Era el único sacerdote.

Cuando se pudo recontactar con los Recoletos de fuera de China y llegaron las primeras visitas del exterior, acudía presuroso a encontrarse con ellas y pedirles que visitasen Hezé.

Dos meses al año los pasaba en su residencia; los otros diez los dedicaba a visitar a sus fieles, en cientos de kilómetros alrededor, en bicicleta. De él dijo Nicolás Shi, compañero de persecuciones y episcopado:

Celoso misionero, viajaba de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, dedicándose a la predicación evangélica y a la administración de sacramentos. Pasaba muy pocos días en su residencia. Se mostró siempre humilde y manso, e indiferente a vestidos y comidas.

El día de la Inmaculada de 1996 fue ordenado en secreto obispo de Hezé (abajo); solo el año 2000 se dio a conocer públicamente su nombramiento.

Fray José vivió como los antiguos profetas: pobre, perseguido, encarcelado, sin clemencia de sus perseguidores —a quienes siempre perdonó— y amado por los fieles. Uno de sus acusadores en los antiguos juicios populares le dijo:

Entonces pensaba que usted era realmente un criminal; pero ahora veo que me equivoqué: lo que usted es, es un hombre bueno.

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