Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.
Fray Mariano Gazpio (Puente La Reina, Navarra, España, 1899 — Pamplona, Navarra, 1989) llegó a China con 24 años, tras terminar su formación como religioso agustino recoleto y sacerdote.
Su afán misionero era más fuerte que el temor ante las dificultades, que conocía de antemano; así, junto con cinco compañeros, fundan en Kweiteh (Henan, China) sin conocer el idioma ni la cultura, en un lugar sin paz, en los prolegómenos de una cruenta guerra civil.
Su esfuerzo personal y sus aptitudes le ayudaron a aprender pronto y bien la lengua; y con su carácter afable, su humildad y su profunda vida espiritual se ganó la confianza y el cariño de todos, hasta tal punto que muchos se unieron activamente a la evangelización.
Durante los 28 años que pasó en China fue, entre otras cosas, director de la Escuela de Catequistas de Chutsi y también vicario general de la Diócesis y superior religioso de la Misión en años muy difíciles (1941-1952).
Y es que fray Mariano fue misionero en un mundo en llamas, rodeado de guerra y dolor, pero estuvo a la altura. Confiaba en Dios y amaba a sus hermanos —y a sus perseguidores— sin miedos o bloqueos. En la persecución y amenazas, él destilaba paz y buenas palabras; el aislamiento y el desprecio los transformó en promoción de la paz y de la confianza plena en Dios.
Él y los otros misioneros pusieron en marcha obras sociales y solidarias para mitigar tanto sufrimiento de la población hasta que, en 1952, los españoles fueron expulsados de China.
De vuelta a España, el testigo de tantos que le admiraron en China fue recogido por los religiosos jóvenes en los dos centros de formación de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en Navarra, España. Primero fue maestro de novicios en Monteagudo y luego director espiritual en Marcilla, hasta que su vida se apagó con casi 90 años.
Vivió, disfrutó y animó la vida de comunidad, la búsqueda de la verdad, el compromiso con la misión, el apoyo a sus hermanos y el acompañamiento de fieles y catecúmenos. Son notas propias del carisma agustino recoleto, verdadera guía y motivación de su vida.
El 22 de mayo de 2021 la Santa Sede reconoció oficialmente que fray Mariano vivió de forma heroica las virtudes (fe, esperanza y caridad; prudencia, justicia, templanza y fortaleza), declarándolo Venerable. Es paso previo a su reconocimiento como beato y, luego, como santo.
La santidad es una gracia de Dios. El santo vive fundado en Dios y recibe de Él su fuerza. Fray Mariano merece reconocimiento y veneración porque su vida muestra que también nosotros podemos vivir así: estamos llamados a ser santos, y ese camino es posible.
Fray Mariano es modelo de identificación, de estímulo para vivir el Evangelio sin recortes ni excusas. Y para la Familia Agustino-Recoleta es una buena noticia saber que uno de sus miembros ha vivido coherentemente su fe, un testimonio del poder transformador del Evangelio de Jesús.
De entre las lecciones que deja su vida están su constante sentido de la presencia de Dios y su vida de oración; su dedicación y entrega a las actividades encomendadas con un profundo sentido de responsabilidad; su capacidad y disponibilidad para iniciar nuevas trayectorias vitales; la obediencia filial y amorosa a la Iglesia; la capacidad de sobreponerse al propio temperamento y escoger la simplicidad y sencillez; la capacidad de reconocer en todos algo bueno y no dejarse llevar por la crítica a nadie, incluso a quien nos ha hecho el mal.
Fray Mariano es modelo especialmente significativo en tiempos convulsos, de bronca y discusión permanente y exagerada, de posturas irreconciliables, de tiranteces y negacionismos, de posverdad y de polarización. Su paz y su sencillez, su elección por el silencio y la comprensión son auténticas propuestas para el mundo de hoy.