Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.
Fue un gran misionero. Así lo describió Martín Legarra en el Boletín de la Provincia. Nació en La Puebla de Arganzón (Burgos) en 1875, profesó en Monteagudo en 1894 y en 1897 llegó a Manila en la última misión del siglo. A las pocas semanas de ordenarse estaba por Lubang (Mindoro Occidental), donde sufrió 19 meses de duro cautiverio en la Revolución.
En mayo de 1902, con 27 años, rebosante de salud y de celo apostólico, llegó a Palawan. Los nueve primeros años fue ambulante, para lo que estaba dotado, hombre de pocas exigencias, trabajador incansable y amante del pueblo.
Desde Taytay, Bacuit y Araceli se llegaba a los rincones más apartados; en los puntos principales se detenía semanas y aprovechaba para levantar ermitas, instruir y organizar la catequesis.
En abril de 1911 fue nombrado prefecto de la recién creada Prefectura, pero su espíritu permaneció inalterado hasta 1924, cuando un ataque de malaria lo quebrantó y lo tuvo semanas al borde de la muerte.
Dedicó grandes esfuerzos a potenciar la participación del laicado y la educación, convencido de que eran el porvenir. La escasez de personal restó eficacia a su esfuerzo. Con todo, pudo levantar las iglesias de Bacuit y Coron, y dejar adelantada la de Araceli. En enero de 1914 erigió en Cuyo el Apostolado de la oración, cuyo influjo repercutió inmediatamente en la vida cristiana. En los años siguientes lo extendió a toda la Prefectura.
Un año antes había cubierto la misión de Brooke’s Point, a la que en 1933 añadió Aborlan. Con esas dos avanzadillas comenzó a tomar cuerpo la evangelización del sur de Palawan, a la que, entre 1923 y 1924, había preparado el camino durante nueve meses.
Entonces sus habitantes eran paganos o musulmanes. Los católicos sumaban pocas docenas. En 1926 reunió a los misioneros para buscar soluciones y las conclusiones fueron esperanzadoras, pero a la hora de aplicarlas surgieron contrastes que las esterilizaron. En los últimos años tuvo desencuentros con los misioneros, que lo tachaban de autoritario o individualista.
El 1938 regresó a España, apenas la Santa Sede aceptó su dimisión. Murió en Tulebras (Navarra) el 27 de diciembre de 1946, muy cerca del convento de Monteagudo, donde residía.