Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.
Nació en 1584 en Valladolid. Tras estudiar en los conventos de Portillo y Nava del Rey, en 1604 se matriculó en Salamanca. Allí, animado por un primo franciscano, se unió a la primera expedición recoleta a Filipinas, a donde arribó en 1606. Durante el viaje -diez meses- terminó los estudios y al llegar fue ordenado sacerdote.
En Filipinas
Su primer destino fue Mariveles (Bataán), desde donde avanzó a Zambales. Hizo casi mil bautismos por año, fundó pueblos y construyó iglesias y conventos. Aprendió el tagalo y el zambal, del que escribió una gramática, un glosario, versos y teatro.
En julio de 1614 fue enviado a España a reclutar misioneros. El Consejo de Indias le concedió 20, pero a Cavite llegó con cuatro, libros y la Virgen del Carmen.
Hasta 1622, compaginó las tareas de superior con las de calificador del Santo Oficio y escritor de la Historia general y conquista de las Islas Filipinas. Ultimó la construcción del convento de Manila, fundó los de Cebú y San Sebastián, aceptó las misiones de Mindanao y Palawan, y preparó el salto a Japón.
Hacia Roma
Sale de Manila el 24 de diciembre de 1622 y llega a Orio (Guipúzcoa, España) cuatro años después, en cinco etapas. La primera -tres meses- fue de Manila a Malaca. La segunda comenzó en enero de 1624 y concluyó en Goa. La tercera fue de Goa a Basora (Irak), donde arribó en marzo de 1625. La cuarta terminó en Roma.
En los viajes aprendía náutica, geografía, cartografía, historia y etnología: todo cuanto veía, oía o leía ponía por escrito y así tocante a mar como a tierra, y lo dibujaba muy al natural.
En Basora colaboró con Agustinos y Carmelitas en la evangelización de los mandeos. 25 de sus jefes firmaron en 1625 su conversión al Catolicismo y Rodrigo se encargó de llevar el documento al Santo Padre.
En Roma encontró una acogida muy favorable y se aprobaron casi todos sus proyectos. Urbano VIII lo recibió dos veces, le encomendó una misión entre los mandeos y le mandó escribir su experiencia, lo que hizo en Conversión de Pilippinas y Japón.
El último viaje
Rodrigo se puso en camino con ánimo de poner en marcha estos proyectos pero los designios de la Providencia eran otros. En Génova comenzaron a flaquearle las fuerzas. Con todo, aún pudo llegar a Orio. Allí, en la tierra de sus antepasados paternos, rindió su alma al Creador el 26 de diciembre de 1626, a los 42 años de edad.