Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.
Bacólod es la capital de Negros Occidental. Cuenta con casi 600.000 habitantes y desde 1932 es sede episcopal.
En el pórtico de su airosa catedral (abajo) se levantan las estatuas de dos agustinos recoletos: Fernando Cuenca y Mauricio Ferrero, a quien se considera el padre de la ciudad.
Nació en Arnedo (La Rioja, España), población que ha dado no menos de 30 misioneros recoletos a Filipinas. Dos se apellidan Ferrero, y son parientes: Andrés será provincial y obispo de Jaro; el otro es Mauricio, dos años mayor que él.
En 1868, a los dos años de ordenarse, Mauricio llega a Filipinas. Su primer destino son las islas más lejanas, las Calamianes –Agutaya y Culión–, donde solo reside un par de años.
En 1870 es destinado a Negros, primero a Valladolid, a estudiar la lengua. En noviembre de 1871 llega a Bacólod, donde permanecerá 33 años en dos etapas, la primera de 23.
Además de delinear el trazado de la ciudad, construye lo que mejor o peor hacían los misioneros en todas las poblaciones: la iglesia, hoy catedral, que le llevó seis años (1876-1882); el convento, hoy palacio episcopal, en cuatro años (1891-1894); y el cementerio con su correspondiente capilla, las escuelas y otras instalaciones, como la prisión provincial, con características de fortaleza.
Paradojas de la vida, en esta prisión quedará preso durante la Revolución un grupo de 36 recoletos. Ferrero se libró al ser confinado en la casa parroquial y posteriormente trasladado a Himamaylan, al sur. Luego, el 6 de febrero de 1899 será embarcado junto a sus hermanos de hábito hacia Manila.
Aún regresará a Bacólod en 1902, para permanecer cuatro años, ahora ya en un ambiente tenso, con la población dividida. Hasta que, finalmente, en 1906, renuncia a sus cargos para retirarse a Manila, donde fallece el 29 de enero de 1916, a los 72 años.