Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.
Natural de Calatayud (Zaragoza, España, 1837), con 19 años profesa y, siendo diácono, va a las misiones filipinas, donde es ordenado sacerdote. Con 25 años es enviado a su primera misión, Cagayán, al extremo noreste de Luzón. En 1864 es enviado a la isla de Negros, donde sirve en parroquias diversas (Bácong, Liloan, Sumag).
A él, básicamente, se debe la iglesia de Bácong (abajo), considerada la más antigua y la mejor conservada de Negros Oriental. Él colocó la primera piedra en 1866; y, en su segundo período como párroco, a partir de 1882, concluyó el exterior. El patrono es san Agustín; y el día del santo, 28 de agosto de 1883, Arrué celebró la primera Misa. Volcado estaba en las obras de ornato interior cuando, en 1885, fue hecho obispo de Jaro.
Dicen las crónicas que su humildad le hacía rehuir toda suerte de dignidades. Solo aceptó el episcopado cuando sus superiores religiosos se lo mandaron. El 30 de agosto de 1885, con 47 años, fue ordenado obispo en Intramuros de Manila. Será el segundo pastor de Jaro, diócesis erigida veinte años antes, y a él le sucederá otro recoleto, Andrés Ferrero.
Arrué pasó doce años pastoreando una Iglesia local extensísima de la que, con el tiempo, se han desgajado hasta seis nuevas diócesis o prelaturas (Palawan, Zamboanga, Bacólod, Mindoro, Cápiz, San José de Antique). Hoy lo que fue su Diócesis cuenta con más de tres millones y medio de habitantes
Pese a su carácter rígido y severo, que se traslucía en el trato humano, Arrué era un visitador nato, no un obispo de despacho. De hecho, solo ha llegado hasta nosotros publicada una carta pastoral. Se hacía presente hasta en dos parroquias distintas por día, en contacto directo con el pueblo, lo que le hizo tomar decisiones más allá de lo pastoral, como la construcción de un hospital para acoger a enfermos sin recursos.
Falleció en Jaro en 1897, tras recibir la Gran Cruz de Isabel la Católica.