Reseña histórico-biográfica de algunos de los principales personajes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos desde su fundación hasta la actualidad.

Era un dicho que a veces empleaban los frailes de Filipinas refiriéndose a los comienzos en el país: desde los tiempos de fray Juan de San Jerónimo…

Jurídicamente no llegó a pertenecer a la Provincia de San Nicolás, pues ya no estaba en Filipinas cuando nace la Provincia. Pero además de ser protagonista de la primera Recolección, lo es también de la empresa filipina, quien encabeza la primera misión.

Había pertenecido a los Jerónimos pero pidió entrar en la Recolección Agustiniana, en el convento de Talavera, en 1593. Ya era sacerdote, pero hubo de hacer el noviciado y profesó el 12 de septiembre de 1594.

Recién profeso ya desempeñó un papel clave como pacificador entre las facciones de la primera Recolección. Negoció en Roma con bastante rapidez el breve pontificio que permitió celebrar el primer Capítulo provincial (Valladolid, 2 junio 1602). Resultó elegido el primer prior provincial, trienio de asentamiento y gran expansión.

No es extraño que Felipe III, reconociendo su valía, pretendiera hacerle obispo de Chiapas, México. Pero fray Juan supo maniobrar y obtuvo del monarca la autorización para la apertura de la misión recoleta de Filipinas, que presentó al Capítulo al terminar su trienio.

Los capitulares aprobaron el proyecto con universal aplauso y encomendaron su ejecución a fray Juan, quien había tenido la idea y había llevado adelante las negociaciones con la Corona.

A primeros de mayo de 1605, fray Juan se reúne en Sevilla con los voluntarios y el 12 de julio embarcan en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) rumbo a México y Filipinas. En la bahía de Manila amanecen a fines de mayo de 1606.

Sin dejar su vida de oración y comunidad, se dedican con entrega ejemplar a la misión evangelizadora. Pero fray Juan no goza de buena salud y la dureza del clima tropical le produce graves enfermedades.

Como además era urgente contar con más personal, decide regresar a España para reponerse y buscar más misioneros. Se embarca en 1610 por la ruta portuguesa: Filipinas, India, Cabo de Buena Esperanza, Lisboa. El viaje vital de fray Juan no llegó tan lejos: fallece durante la travesía en Ormuz, en el actual Irán.