Semana Vocacional 2024 • El agustino recoleto Francisco Ma Chaoshang (Xi’An, Shaanxi, Rep. Pop. China, 1982) tiene una interesante historia personal y vocacional. Pasó 14 años en España formándose como religioso y sacerdote, y ahora colabora en la formación del clero chino.
¿Cómo nació tu deseo de ser religioso y sacerdote?
Antes de hablar sobre mi vocación, quiero confesar que ha sido Dios quien primero me ha amado, me ha elegido en su insondable plan, ha tomado la iniciativa y me ha llamado.
A diferencia de lo que he escuchado a otros de mis hermanos consagrados, el camino de mi vocación ha sido bastante misterioso. Aunque nací en una familia cristiana, de pequeño nunca pensé en ser sacerdote, mucho menos religioso. Si alguna vez pensaba en mi futuro, quería ser profesor. Esta situación duró más o menos hasta los doce años.
Por entonces un franciscano llegó a mi pueblo haciendo promoción vocacional. Mi tío era dirigente laico en la parroquia y le animó a preguntarme si yo quería ser sacerdote. No sé por qué, en aquel momento respondí que sí sin dudar; como he dicho, nunca había pensado en eso.
Como aún era niño, el franciscano me dijo que entrase en contacto con él cuando terminase la secundaria y me regaló un librito sobre un santo antes de despedirse. Desde entonces, en mi futuro ya aparecía una posibilidad más: ser sacerdote.
Comencé a participar más en la misa y me fijaba en lo que decía y hacía el párroco, persona humilde y llena de amor. Predicaba el Evangelio, oficiaba los sacramentos, invitaba a los fieles a convertirse y salvar sus almas… Era muy querido y respetado por los cristianos, e incluso por los no cristianos. Su estilo de vida me llamaba la atención y me gustaba.
Cuando finalmente terminé el Bachillerato, la Diócesis de Zhouzhi buscaba vocaciones. Mi padre me preguntó si aún quería ser sacerdote o escogería otros estudios, y me dejó un tiempo para que lo considerara y decidiera. Me dejó claro que cualquiera que fuera mi decisión me respetaría y apoyaría.
Me acuerdo de estar caminando sobre un puente y sentir como una iluminación en mi interior, un amor ardiente en mi corazón, que me impulsó a tomar con valentía la decisión sin mirar atrás. Hice la prueba de ingreso y entré en el Seminario Menor de Xi’an.
Después de tres años en el Seminario Menor, continué un año y medio más en el Seminario Mayor de Shaanxi hasta que llegó la segunda etapa de mi vocación, esta vez con los Agustinos Recoletos.
Al ver todas estas peripecias, cada vez soy más consciente de que no soy yo quien ha elegido a Dios, sino que ha sido Dios quien me eligió a mí. Él me ama, toma la iniciativa y me llama. Yo, por mi parte, solo quiero responder a su gran amor con mi pequeño amor y cooperación.
Sin embargo, hoy no eres sacerdote diocesano, sino religioso agustino recoleto
Aún ahora sigo reflexionando sobre el sentido de mi recorrido vocacional como agustino recoleto tras mi paso por España. Tengo la convicción de que el Señor Jesús quiere confiarme una misión. Por eso, primero me preparó y me forjó con una formación completa y sólida en España, a fin de que yo pudiera llevar a buen término esa nueva misión.
En febrero de 2004 llegué a España de la mano de los Agustinos Recoletos. Lo primero fue aprender español durante año y medio en la comunidad de Marcilla (Navarra); después cursé tres años de Filosofía con residencia en la Casa de Formación San Agustín de Las Rozas (Madrid). Fueron cuatro años largos en las etapas formativas de aspirantado y postulantado.
Después ingresé en el convento de Monteagudo (Navarra), donde profesé como religioso (2009) al terminar el año completo de noviciado. Siguieron otros cuatro años de estudio de la Teología en Las Rozas. En esta etapa hice la profesión solemne (2012) y fui ordenado diácono (2012) y sacerdote (2013).
Todo este largo proceso formativo conllevó mucho esfuerzo en todos los aspectos: humano, intelectual y espiritual. Al terminar, la comunidad a través del prior provincial me pidió continuar enfrentándome a los libros.
Así que primero me preparé para la convalidación de estudios a través de una prueba especial en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) para después obtener la licenciatura en Teología Fundamental (Valladolid, 2017).
Apenas obtuve este último título regresé a China, país en el que sirvo a la Iglesia y a la Orden en la actualidad.
Catorce años en España para ser agustino recoleto. ¿Qué te motivaba?
A decir verdad, estos casi catorce años de vida, estudios y formación religiosa y sacerdotal en España no fueron fáciles; tuve que lidiar con la soledad de la lejanía de mi familia, con la adaptación a la comida y a las costumbres, con el esfuerzo de comprensión hacia personas de muchas otras nacionalidades y lenguas, con la superación del choque de la comunicación, las culturas, las costumbres y pensamientos…
Lo que me motivaba era el deseo de ser religioso y sacerdote agustino recoleto y la preocupación de la Orden por mi formación sólida en todos los aspectos: intelectual, espiritual, afectiva, comportamental… Tuve la oportunidad de cuidar mi salud física y psíquica, de cultivar otros intereses personales como piano, guitarra, inglés…
La vida común característica de las comunidades agustino-recoletas, estar juntos en la oración, en el ensayo, en el paseo, la ayuda mutua, todo ello me motivaba y encantaba, aunque por supuesto tampoco faltaron los retos y conflictos. Pero gracias a todo ello he crecido y madurado.
Hoy, me sigue motivando a seguir mi camino vocacional la gracia de Dios, el recuerdo del mi primer propósito (el encuentro con el Señor Jesús) y la misión que Dios me ha dado: formar a seminaristas, religiosas, laicos y llevarles hasta Jesús en un camino de felicidad, de salvación.
Desde mi experiencia personal estoy convencido de que Dios es amor y me prepara un mejor y bello camino. Y yo me esfuerzo en responder a su gran amor con mi cooperación humilde. También estoy convencido de que, con esa gracia y fuerza del Señor, podré llevar a buen término las buenas cosas que Dios ha hecho en mí.
¿Te sientes contento de ser sacerdote agustino recoleto? ¿Por qué?
La gratitud es una de las virtudes fundamentales en la vida. Estoy muy agradecido a la Orden de Agustinos Recoletos por su acogida, su cuidado, la educación y formación que me ha brindado, por todo el bien que me ha hecho a mí y a mi familia mientras estuve en España…
Claro que hubo momentos en los que tuve diferencias con algunos formadores o priores, situaciones que no me gustaron o incluso me causaron tristeza, pero dentro del conjunto del bonito plan de Dios y a la luz de la fe, estos escollos se han convertido en oportunidades en mi camino de crecimiento y madurez.
También expreso mi gratitud por mi actual destino en China, donde gracias a la formación recibida puedo ahora servir a la Orden y a la Iglesia con más posibilidades y de una manera mejor, siempre con una mirada sobre la universalidad de la Iglesia.
¿Cómo vives tu ser religioso agustino recoleto en un lugar tan distante de una comunidad de tu familia religiosa?
Ya han pasado siete años desde mi regreso. Por los ambientes y circunstancias especiales que vivimos, por lo general en China es muy difícil vivir como agustino recoleto conforme a las exigencias de una vida religiosa comunitaria.
Ahora mismo soy un religioso que trabajo solo para una Diócesis lejana, sin una comunidad a mi lado; he tenido las tentaciones humanas y religiosas para entrar en la Diócesis o en otra Orden, pero siempre las manos amorosas de Dios me han asistido y protegido.
Desde lo profundo de mi alma, estoy convencido de que es la voluntad de Dios la que me hace ser religioso y sacerdote agustino recoleto.
La Orden no me abandona y siempre está atenta a ayudarme en lo que necesito. Por mi parte, pretendo corresponder mostrando orgulloso mi identidad religiosa a través de la difusión de la espiritualidad y del carisma de mi familia religiosa y de mi vida práctica, intentando imitar a Jesucristo en lo medida de lo posible.
Sé que la Orden sigue comprendiéndome y apoyándome a fin de llevar a cabo la misión que el Señor me ha confiado. Dios mediante, ¡ojalá que un día se haga realidad el deseo de tener en China una casa religiosa más y seamos más los agustinos recoletos en el país, para que la presencia de la Orden en China sea más significativa!
¿Cuál es tu misión actual? ¿Qué actividades realizas hoy?
Desde que regresé a China en 2017 hasta ahora he vivido en la práctica dos etapas muy diferentes. Los dos primeros años estuve en la comunidad religiosa agustino-recoleta de Shangqiu (Henan). Servía en la Parroquia de Nantang en la administración de los sacramentos, en la catequesis, en la formación del coro, del lectorado y acolitado, etc.
También echaba una mano a la comunidad de las Misioneras Agustinas Recoletas en Shangqiu para los retiros y ejercicios espirituales. Y, por último, era profesor invitado en el Seminario Mayor de Shaanxi y cada semestre tenía que dar allí algunas clases intensivas.
Dang Mingyan, obispo de Xi’an, me tenía en consideración y me invitó a ayudar en el Seminario Menor cuando iba a dar esas clases en el Seminario Mayor. Posteriormente, cuando se dio una situación complicada en Shangqiu, se propició que mi colaboración fuese más continuada. Creo que es la voluntad de Dios la que ha estado tras todo esto.
De este modo, a finales de agosto de 2019 dejé Shangqiu y vine a residir en el Seminario Menor de Xi’an para esta nueva misión. El prior provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos, a la que pertenezco, firmó un acuerdo con el obispo para servir aquí como religioso y sacerdote agustino recoleto.
Aquí doy clases en el Seminario Menor de Latín y de Fe, ciencia y razón y en el Seminario Mayor de Teología Fundamental, Teología de la Revelación y Antropología Teológica. También, como profesor invitado, cada semestre doy clases intensivas en el Seminario de Sheshan, en Shanghái.
¿Y más allá de las aulas?
Sin duda, las clases formales es lo que más tiempo me ha exigido, pero no todo mi tiempo y energías las he empeñado en la enseñanza o formación.
Así, me vuelco en la propagación por diversas partes del país de la espiritualidad agustiniana a través de charlas, retiros o ejercicios espirituales, tanto para seminaristas y miembros de la vida consagrada como para los laicos.
Como sacerdote, además de la cooperación con la Diócesis de Xi’an, y de las celebraciones más especiales durante los tiempos de Navidad y Pascua, estoy disponible para el Sacramento de la Reconciliación, organizar la adoración del Santísimo, liturgias diversas…
Aunque haya momentos especialmente pesados y fatigosos en la agenda, me siento realizado y satisfecho. Pienso con frecuencia que esto es lo que Dios quiere de mí.
¿Qué le dirías a quienes están ahora en un discernimiento vocacional?
Ahora que tengo más de diez años de experiencia sacerdotal, a quienes están en un proceso de discernimiento vocacional les daría los siguientes consejos:
- Establece una relación personal con Dios, puesto que la vocación, al fin y al cabo, es una cuestión entre tú y Dios. No te olvides del primer propósito, vuelve constantemente al punto original de tu vocación, el encuentro entre tú y Dios. Confía en su amor en todas las circunstancias, síguele hasta el final.
- El sacerdocio es un servicio. Y el servicio tendrá sentido y dará frutos en cuanto se hace con amor, con caridad.
- Consciente de tu debilidad y fragilidad, sé humilde; ser cauteloso en palabras y acciones te evitará muchos líos y tentaciones.
- El amor y la verdad siempre han de ir juntos. En un mundo pluridimensional hace falta buscar y descubrir la verdad para no estar sumergido en las meras apariencias, como sucede en tantas corrientes sociales y de pensamiento actuales.
- Cultiva intereses y gustos personales, como la música, el deporte, el arte, etc. Tu tiempo libre es importantísimo y en él debes evitar muchas influencias negativas; pon especial atención a no crearte una adicción a Internet y al móvil.
- Disfruta del silencio y de la soledad, vive en paz contigo mismo. En el silencio y la soledad se capta con más facilidad y se cumple mejor la voluntad de Dios.
- Aunque es difícil encontrar la amistad verdadera, hay que esforzarse hasta encontrar buenos maestros y amigos útiles con quienes compartir tu vida y caminar juntos. Solos, a lo mejor, podemos caminar más rápido; pero en grupo podrás llegar mucho más lejos.
Sí quisiera dar un consejo más específico y particular para quienes disciernen su vocación en China. Vivimos un contexto especial y, por ello, recomiendo la persistencia en los principios, la adaptación y la flexibilidad, a fin de lograr un mejor desarrollo y crecer en madurez humana y espiritual.
Gracias, Francisco, por tus palabras. Que sigas sintiendo ese amor de Dios que te cuida y te fortalece para seguir en tu propósito primero de seguir a Jesús como agustino recoleto.