Participantes en el retiro

La residencia de San Pedro en Londres fue testigo el pasado 16 de marzo de un encuentro muy especial de la FSAR St. John Stone de la Capellanía Latinoamericana de Londres. Fraternos y candidatos invitaron a las parejas de la pastoral familiar y miembros de la comunidad para vivir conjuntamente el retiro cuaresmal.

En un ambiente de recogimiento interior, meditaron sobre la frase agustiniana «Si aspiramos a cosas grandes, tenemos que empezar por las pequeñas» y su resonancia en la Cuaresma. Las reflexiones estuvieron a cargo de fray Carlos Abajos, párroco y coordinador de la Capellanía, y el formando fray Bernal Guerrero. Los participantes reflexionaron sobre el ayuno y la limosna, al igual que cómo nos encontramos con el Maestro interior. Pero, sobre todo, ahondaron en la importancia de que la oración no sea un acto aislado del prójimo, pues un cristiano que excluye a los demás, traiciona su esencia de amor.

El día acompañó a los participantes con buen clima, un hecho inesperado en la siempre lluviosa Londres, lo que permitió que pudieran celebrar el viacrucis y el rosario al aire libre. Pero fue en la misa interactiva donde los corazones se abrieron más. Como compartió una de las participantes:

Lo que pudimos sentir las cuatro personas en el espacio que el padre nos dio para contarnos nuestros sentimientos, fue llegar a la conclusión de que, cuando empezamos en la Fraternidad, no nos conocíamos unos a otros, solo nos saludábamos. Pero ahora llegamos y sentimos ese lazo de familia. Durante toda la jornada nos abrazamos, no somos más desconocidos, ya somos hermanos. Tenemos esa esperanza de que de ahora en adelante todo va a seguir creciendo.

En el fondo, cada uno pudo reencontrarse con Dios en la intimidad de su corazón y experimentar la plenitud de saberse amado por Él. Como dejó plasmado otra participante:

Para mí fue muy gratificante el poder sentirme amada por Él y acompañada. Para mí fue una fuerza. Durante la misa, en el momento de la paz, sentí que Dios me decía ‘Te amo’ en cada abrazo que me daban los hermanos.

Mas no se trata de un amor intimista y ensimismado. El retiro los reconectó con la esencia del verdadero amor cristiano: amar a Dios es amar al prójimo, pues Él se nos revela en cada hermano.

Amarlo a Él y amar al prójimo. Lo que me dejó el retiro es amar y ser amada,

concluyó una de las fraternas.

Así, renovados en su compromiso de vivir el carisma agustino recoleto, los miembros de la FSAR St. John Stone abandonaron la residencia llevando la Iglesia misma en su interior, pues donde hay un cristiano auténtico, no hay lugar para la soledad.