Viacrucis de los mártires de la Amazonia.

Este viacrucis que presentamos sirve para orar, reflexionar, sensibilizarse y promover la defensa de la Casa Común, así como para recordar a quienes dieron su vida por Cristo y por sus hermanos. La misionera agustina recoleta Cleusa Coelho es una de las protagonistas.

Con motivo de la celebración de la 32º Jornada de los Misioneros Mártires el pasado 24 de marzo, Domingo de Ramos, diversas instituciones eclesiales ha presentado un Viacrucis disponible en cinco idiomas que recoge los sufrimientos de los pueblos que habitan la Amazonia, así como el testimonio y ejemplo de quienes han luchado por los excluidos y por la Casa Común hasta el punto de dar su vida.

La misionera agustina recoleta Cleusa Carolina Rhody Coelho es una de las escogidas como digna y fiel representante de la tarea evangelizadora inculturada y la lucha sin descanso por la dignidad y los derechos de todos, en este caso en especial de los pueblos originarios.

En este enlace puede descargarse este Via Crucis con versiones en español, francés, inglés, italiano y portugués.

El Viacrucis ha sido presentado y divulgado por las Uniones de Superiores y Superioras Generales, el Vicariato de Roma, el movimiento Laudato si’, las Obras Misionales Pontificias, Missio Italia, Equipo Itinerante Panamazónico, Combonianos, Movimiento Laudato Si’, MISEREOR, CIDSE, CAAAP, REBAC, CAAAP, REBAC, Cáritas Internationalis, Pastoral de Pescadores y REPAM. Es, por tanto, obra de en esfuerzo coral y eclesial al que cualquiera puede unirse.

El Movimiento Juvenil Misionero de Italia decidió celebrar anualmente una “Jornada de oración y ayuno en memoria de los misioneros mártires” cada 24 de marzo, día del asesinato (1980) del arzobispo de San Salvador, San Óscar Romero, canonizado en 2018. Desde Italia, la iniciativa se ha extendido a la Iglesia Universal.

Este Víacrucis de los Mártires en Defensa de la Creación ha querido recoger la experiencia de la Región Amazónica y el impulso dado por el Papa Francisco, protagonista en los últimos tiempos por su defensa de la Casa Común como una causa plenamente evangélica a la que la Iglesia debe adherirse.

Basta recordar la publicación de la encíclica Laudato Si’ (2015), el Sínodo Amazónico (2017), la exhortación Querida Amazonia (2019, la fundación de la Plataforma de Acción Laudato Si’ (2021), la firma por parte de la Santa Sede del Tratado de París (2022), la publicación de Laudate Deum (2023) y la participación de la Iglesia al más alto nivel en la COP28 (Dubái, 2023)

Nuestra generación vive un momento transformador del mundo ante la enorme devastación ambiental y social, el cambio climático aún negado por muchos, los índices de contaminación descontrolada y la sexta extinción masiva en la historia del planeta, que avanza a grandes pasos según todos los índices científicos.

Este viacrucis quiere ser por ello un signo especial para revivir el camino recorrido por Jesús, sabedores de que en la actualidad Cristo se encarna también en la Amazonia y su gente, logrando vivir, morir y resucitar con ellos.

El Viacrucis Panamazónico cuenta con 15 estaciones (incluye la Resurrección como señal de esperanza y continuación de la tarea evangelizadora) y recupera las figuras e historias de vida de Cleusa Carolina Rodhy Coelho MAR (†28/04/1985), Marçal de Souza (†25/11/1983), Josimo Moraes (†10/05/1986), Vicente Cañas (†06/04/1987), Inés Arango (†20/07/1987), Galdino Pataxó (†20/04/1997), Alcides Jiménez (†11/09/1998), Dorothy Stang (†12/02/2005), Alejandro Labaka (†20/07/1987), San Óscar Romero (†24/03/1980), Ezequiel Ramin (24/07/1985), Simão Bororó y Rodolfo Lunkenbein (15/07/1976) y Chico Mendes (02/12/1988).

Todos ellos fueron líderes eclesiales y/o sociales, varios religiosos o religiosas, sacerdotes o agentes de pastoral cuya determinación por conseguir el reconocimiento de la dignidad de las personas y cuya tarea evangelizadora les llevó a una muerte violenta por quienes desean un sistema de explotación de las personas y de la Naturaleza con el lucro económico personal como única norma.

Rezar este viacrucis permite un verdadero momento de espiritualidad con los pies en la tierra, de amor a las personas representadas por los más excluidos, de amor a la Casa Común. Es una oportunidad para sensibilizarse sobre los propios comportamientos y un acicate para seguir el ejemplo y el testimonio de quienes se comprometieron con el evangelio hasta la entrega de la propia vida.