Taller sobre Voluntariado, acompañamiento y escucha. CEAR Costa Rica. Agustinos Recoletos. Marzo 2024.

El encargado de formación permanente de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, Sergio Sánchez, ha ofrecido un taller sobre voluntariado, acompañamiento y escucha y ha inaugurado el apostolado de oración de madres y por las madres en el país centroamericano.

El Centro de Espiritualidad Agustino-Recoleta (CEAR) de Costa Rica organizó entre los días 4 y 7 de marzo un taller especialmente dirigido a miembros de la Familia Agustino-Recoleta en el país sobre “Voluntariado, acompañamiento y escucha” a partir del carisma agustino recoleto, que compendia las enseñanza de san Agustín y los principales valores de la Recolección.

En el encuentro participaron alrededor de 70 personas entre monjas agustinas recoletas contemplativas del monasterio de Lindora, miembros de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta, voluntarios de ARCORES Costa Rica, la Red Internacional Solidaria Agustino-Recoleta, así como agentes de la Pastoral Social y ministros extraordinarios de la Comunión de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pozos de Santa Ana (San José).

El ponente fue el agustino recoleto Sergio Sánchez, residente en México y encargado en el ámbito provincial de la formación permamente, espiritualidad y carisma y atención a las Fraternidades Seglares.

Las instalaciones del CEAR en Pozos de Santa Ana (San José), dentro del complejo del Postulantado San Ezequiel Moreno, ofrecieron el espacio adecuado y los medios necesarios para que este taller tuviera lugar con eficiencia y comodidad para los asistentes.

Toda persona tiene una necesidad latente de escucha y de sentir un acompañamiento personal y personalizado. Esto se acrecienta de manera exponencial en quienes por diversos motivos viven insertos en experiencias continuidas de soledad, abandono, empobrecimiento, falta de salud o de hogar. Son los “invisibles” de una sociedad que prima el éxito económico o profesional a la hora de integrar a sus miembros.

Quienes han recibido esta formación ahora podrán ponerla en práctica en sus distintas actividades. Los voluntarios de ARCORES Costa Rica, por ejemplo, gestionan un programa llamado “Calle Esperanza” que trabaja directamente con las personas sin hogar en las calles de la capital del país y en el centro parroquial de Pozos, donde cuentan con un espacio de acogida y atención.

Las técnicas de acogida y acompañamiento, sin juicios ni exigencias más allá de las necesarias, con un acercamiento gradual que genere confianza y exposición sincera de la situación vital, permiten un grado mucho mayor de actuación con las personas sin techo o en pobreza, permitiendo una ayuda que va mucho más allá de la simple atención material con alimentos para cubrir la necesidad inmediata.

Los hijos, la gran preocupación de las madres

A la Familia Agustino-Recoleta pertenece la Asociación Cristiana de Madres de Santa Mónica que opera en todo el mundo formada por madres especialmente preocupadas por la salud espiritual de sus hijos y que además ejercen un importante papel de ánimo y comprensión mutuos en la sororidad y la maternidad.

Esta Asociación opera a través de “coros”, un conjunto de siete madres que aseguran cada día de la semana la oración concreta y efectiva por cada uno de los hijos de los miembros del coro. Cada día de la semana, una de las madres asume este compromiso de oración.

Además tienen encuentros tanto de los miembros de cada coro como del conjunto de coros, espacios para la formación, el intercambio de experiencias y también la convivencia festiva como espacio social de descanso y despreocupación.

El pasado 9 de marzo, la Asociación de Madres Cristianas de Santa Mónica (que en la Familia Recoleta son conocidas poplarmente como “mónicas”) estrenó sus coros en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pozos de Santa Ana, San José, con al menos seis coros activos.

El agustino recoleto Sergio Sánchez les ha formado sobre cómo funciona el apostolado de oración por los hijos y les ha motivado a crecer como una comunidad de madres que pueden, entre ellas, animarse, protegerse, conocerse y orar juntas.

Al primer encuentro formativo acudieron en torno a 60 mujeres inquietas que han visto en santa Mónica, aunque vivió hace muchos años, una persona real en quien pueden verse retratadas porque los sentimientos de una madre no cambian con los siglos: la preocupación, el deseo del bienestar máximo para los hijos o los sufrimientos por los inconvenientes que aparecen en medio de una sociedad en la que los hijos reciben tantas ofertas y opciones de vida, no siempre conducentes a a proyectos de vida felices y de futuro.