El día 30 de enero el Colegio San Agustín de Valladolid, de los Agustinos Recoletos, celebró el “Día de la No-Violencia y Paz” -DENYP- con la participación de los alumnos, buscando el compromiso solidario y la sensibilización ecológica.
Este año el Día de la No-Violencia y la Paz se ha celebrado en el Colegio con un conjunto de acciones, fusión de ecología y hermanamiento, como forma respetuosa de relacionarse con el entorno y donde no podía faltar la música, que en esta ocasión ha sido la representación como danza del mundo de nuestra canción del lema del año establecido por el gobierno de la Orden de Agustinos Recoletos: “¿Aspiras a lo grande? Comienza por lo pequeño”.
La actividad principal que se realizó fue la asistencia y participación a la “feria del árbol”, que era un espacio delimitado en el patio del colegio, en el que cada curso acudía en un horario establecido en grupos de doscientos alumnos, hermanados entre los cursos mayores, que iban a recoger a los más pequeños a sus clases y los acompañaban al “recinto de la feria” para realizar cuatro actividades pautadas previamente, siendo la principal de ellas la plantación de árboles en el límite de la nueva zona asfaltada.
La plantación de árboles es también una buena metáfora del lema de este curso: “¿Aspiras a lo grande? Comienza por lo pequeño”, sabiendo que esos hermosos arbolitos se convertirán un día en los majestuosos árboles que adornarán el patio del Colegio.
Los treinta árboles son dos variedades de “Prunus”. Hay veinte “Prunus Pisardi”, que es una variedad de ciruelo rojo de tipo ornamental. Es muy frondoso y su copa es redondeada, muy decorativo por sus hoja y flores. Y los otros diez son “Prunus Serrulata Kanzan”, llamado comúnmente cerezo de flor japonés y que es una especie de cerezo originario de Japón, Corea y China. Se utiliza como ornamental por su floración primaveral.
Antes de la plantación, los alumnos se congregaban en la zona de la feria, donde decoraban las fichas de hermanamiento en pequeños trozos de madera reutilizada que dejábamos de recuerdo identificativo alrededor de los árboles plantados.
Emocionante fue el momento de plantar los árboles. Previamente, en una zanja ya preparada, Roberto Aláez y Raúl Gómez, como buenos especialistas, indicaron cómo, dónde y de qué forma se debían plantar, proteger y regar las pequeñas y queridas joyas, a las que los alumnos deseaban inyectar la fortaleza y vitalidad que solo adquirirán con los años. Con su cuidado se verán crecer los que un día se plantaron con tanta ilusión y emoción. ¡Paciencia!
De esta zona se pasaba al campo de fútbol, donde, a las órdenes de Jesús Garrote, realizaban La danza del mundo basada en la canción del lema. A unos grupos les salía mejor que a otros, pero todos se esforzaron en dar muestras de su buen hacer y de su ilusión por redondear una hermosa escenificación que resultaba de lo más visual y armónico.
El profesor José Antonio Herranz, es el autor de una hermosa conjunción de arte y naturaleza, uniendo la belleza de la música con la grandeza de la creación y plantación de los árboles; Jesús ha logrado configurar una preciosa melodía plástica; Miguel Asensio ha sido el diseñador del llamativo dibujo que han tenido que colorear todas las clases. A todos estos hay que agradecerles su labor y, en general, a todos los niños y profesores que han colaborado para que esta jornada se clave bien en la memoria de todos y nunca se olvide.
De esta celebración no quedan solo los bailes y las canciones, efímeras y fugaces, sino los árboles plantados en la carretera de circunvalación del colegio San Agustín, que perdurarán a lo largo de años y años.