Mariano Alegría

La biografía de Mariano Alegría, destacado misionero en Kweiteh, Henan, China, dejó de escribirse en plena juventud, a los 45 años, al ser segada su vida en una cruel matanza  perpetrada por los japoneses en Manila en 1945.

Mariano Alegría de San José, nacido el 1 de diciembre de 1899 en Ablitas (Navarra, España), fue un destacado religioso de la misión recoleta en China. Ingresó al noviciado en 1914 e hizo su profesión simple el 23 de diciembre de 1915. Continuó su formación en teología y en 1920 emitió su profesión solemne en el convento de Marcilla.

En 1922 fue ordenado presbítero en Filipinas, donde ejerció como párroco en Canoan antes de ser llamado a formar parte de la primera expedición de frailes para la Misión de China. Llegó a Kweiteh (denominada hoy Shangqiu), el 4 de abril de 1924, acompañado por otros recoletos misioneros.

El padre Alegría se dedicó con fervor al estudio del idioma chino, a pesar de las dificultades y la falta de recursos. Destacó por su dominio del idioma y guió a los nuevos religiosos en su aprendizaje. Durante su primer año en la misión, fundó las misiones de Chenliku y Ningling. Tras ello sería nombrado párroco de la Iglesia central de la misión en Kweiteh -Shangqiu-, cargo que ocuparía hasta el final de su estancia en la misión.

En 1928, asumió importantes responsabilidades, siendo nombrado proprefecto o vicario general por el padre Francisco Javier Ochoa, prefecto apostólico de la nueva Prefectura de Kweiteh. También desempeñó el oficio de delegado provincial religioso.

El padre Alegría colaboró de manera significativa en la revista misional «Todos Misioneros» con sus crónicas y artículos. Además, fue rector interino del seminario menor recién inaugurado.

En 1930 Mariano Alegría quedaría al frente de la Prefectura mientras el padre Ochoa estaba de vacaciones y tratando de conseguir religiosas para la misión. No fue un año fácil. La ciudad de Kweiteh fue asediada y atacada por el ejército del norte, recibiendo sólo la casa central de la misión diecisiete impactos de diversa índole.

Cuando a finales de 1930 empezó a haber un poco de paz, el padre Alegría puso empeño en terminar de construir la nueva iglesia en Kweiteh, que bendeciría y dedicaría al Sagrado Corazón de Jesús.

También compró un solar contiguo al de la misión, de tamaño adecuado para poder acomodar el remozado seminario menor.

El padre Alegría, colaboró también con la Escuela de Catequistas formando parte del tribunal examinador que otorgaría la graduación oficial de Catequista de la Misión a los candidatos.

Después de doce años de trabajo constante y sufrimientos físicos y morales, Alegría regresó a la patria para tomar un período de descanso. Durante este tiempo, dio el último adiós a su anciana madre, promovió la causa misional y logró inspirar a un joven religioso, fray Venancio Martínez para acompañarlo a la misión. A su vuelta, los fieles de la misión, que lo amaban como a padre y bienhechor, le hicieron un recibimiento grandioso, de los que hacen época.

En 1937 la Santa Sede constituyó la Prefectura de Kweiteh como Vicariato Apostólico, y nombró al padre Ochoa como vicario apostólico. Entre las ternas que fueron presentadas a la Santa Sede por parte del delegado apostólico para el cargo de prefecto, primero, y de vicario, después, el padre Alegría había sido introducido en ambas. Sin embargo, no fue incluido en ninguna de las dos ternas presentadas por la Orden. La única razón que puede explicar este hecho puede ser que los superiores no querían desprenderse del padre Alegría como superior religioso, ya que era un hombre humilde, piadoso, celoso de la observancia religiosa, comprensivo, humano y prudente.

La época de Vicariato Apostólico estuvo marcada por la invasión total y sistemática de China por parte del Japón. El 20 de mayo de 1938 los aviones japoneses bombardearon la ciudad y la misión. Las varias bombas que cayeron en sus inmediaciones causaron gran daño material. Todo era desorden y ruina. Todos los de la misión, salvo los padres Mariano Alegría y Joaquín Peña se refugiaron en el hospital protestante, situado en las afueras de la población. Viendo los padres Mariano Alegría y Joaquín Peña que los soldados japoneses no respetaban ni las misiones ni las residencias de los extranjeros, se refugiaron finalmente también en el hospital. Cuando pudieron retornar a la misión encontraron esta despojada de todo.

La voladura de las presas del río Amarillo para detener el avance japonés hizo que cerca de un millón de personas murieran ahogados y otro millón se vio obligado a desplazarse hacia la zona de Kweiteh en busca de alimento y refugio. Estos se unieron a los propios damnificados de la región de Kweiteh en un cuadro de miseria, hambre e inseguridad extrema.

Monseñor Ochoa comprendió claramente la nueva situación y decidió que cada distrito acogiera según su capacidad al mayor número posible de personas hambrientas y que las alimentaran con el dinero asignado a cada una de ellas. En total, el Vicariato alimentó a entre 3000 y 3500 personas durante un período de tres meses.

El 3 de septiembre de 1941 el padre Mariano Alegría fue elegido por el Capítulo Provincial prior del convento de San Nicolás en Manila, por lo que tuvo que abandonar la misión para dirigirse al nuevo destino que le marcaba la obediencia.

La salida del padre Alegría, hizo que la relación entre monseñor Ochoa y los misioneros perdiera gran parte de su equilibrio, ya que el padre Alegría era un contrapeso para monseñor Ochoa y con su mediación lograba calmar la mayor parte de las tensiones y conflictos que surgían entre ellos.

El 19 de febrero de 1945, el padre Mariano Alegría sería cruelmente asesinado junto con otros hermanos recoletos en Manila por los japoneses.