Dieciséis agustinos recoletos de las comunidades brasileñas de la Provincia de San Nicolás de Tolentino celebran la asamblea anual junto con Carlos González Castellanos, prior provincial, y Benjamín Miguélez, secretario de la Provincia.
El misionero fray Luis Antonio Fernández Aguado, que lleva por tierras amazonenses más de veinte años, cuenta su visión y experiencia de la asamblea.
“Del 22 al 29 de enero nos encontramos un año más en la ciudad de Lábrea dieciséis recoletos junto con el prior provincial Carlos González y el secretario de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, Benjamín Miguélez. Estábamos presentes el obispo titular de la Prelatura dom Santiago Sánchez, y el obispo emérito dom Jesús Moraza; José García Corcuera y Santiago Martínez Lázaro, de la comunidad de Guaraciaba do Norte, Ceará; el delegado Juan Cruz Vicario, José Artenildo Alves y Francisco Ivanderlei Ribeiro, de la comunidad de Manaos; Miguel Ángel Peralta, Juan José Guzmán y José Arredondo, de la comunidad de Tapauá; Alfonso Lázaro, Roberto Carlos y Bernardo Contreras, de la comunidad de Pauiní; y Luis Amílcar Reyes, Antonio Fernández y Sergio Pérez, de la comunidad de Lábrea.
En comunidad compartimos durante estos días vida y misión personas que vivimos en una pluralidad de realidades geográficas, sociales, económicas (Guaraciaba, Fortaleza, Manaus, Purús), pastorales (apostolado urbano, social, comunidades ribereñas), de edades (jóvenes y veteranos), y de visiones evangelizadoras (tradicional y liberadora).
Del prior provincial recibimos, además de las muchas informaciones concretas sobre diversos aspectos de la Provincia, el mensaje de la esperanza y de la mirada apreciativa de todos los hermanos a nuestro alrededor y de la realidad que vivimos; un llamado al equilibrio entre las dimensiones humana, cristiana, carismática y de la acción apostólica; un llamado al realismo ante tantos desafíos y dificultades; un llamado a cuidar de los frailes mayores y enfermos; un llamado a la formación permanente, al discernimiento, al acompañamiento de los otros y a ser acompañados; un llamado a discernir cómo mejorar la calidad de nuestra presencia y misión, y cómo hacer eso dentro de nuestro carisma; un llamado a trabajar con empeño en las vocaciones y en los jóvenes. Al finalizar, el prior provincial nos hizo tres consideraciones, que pueden resumirse en realismo, caminar juntos y no perder la esperanza nunca.
El prior provincial ratifica su convicción de no cerrar ministerios en la Prelatura, no sólo porque la misión pertenece a la identidad de la Orden, sino también para que la vida religiosa tenga más sentido, porque tenemos que ir “adonde la iglesia más nos necesita”, adonde nadie quiere ir, adonde es más difícil.
Entre nosotros tuvimos la oportunidad de abrirnos unos a los otros, y de compartir sentimientos, pensamientos, prácticas, visiones y sueños. Al escuchar las experiencias tanto de los veteranos, con sus reseñas históricas, como aquellas de los más jóvenes, afloran muchas preguntas de este compartir: ¿hemos perdido espírito misionero? ¿Por qué no atraemos vocaciones? ¿Se puede testimoniar nuestro carisma en la Prelatura donde muchas veces quedamos solos? ¿Hemos perdido calidad de presencia misionera? ¿Estamos acompañando los cambios profundos que están aconteciendo a todos los niveles en nuestra época? ¿Nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino realmente es misionera? ¿Estamos realmente siendo preparados para la misión en cualquiera de los ministerios en que estamos, no sólo en Lábrea? ¿Es verdad que los jóvenes ya no tienen espíritu misionero? ¿Cuál es la calidad de la espiritualidad y de la vida comunitaria? ¿Por qué muchas de las decisiones que tomamos no se llevan a la práctica? ¿Por qué, después de tanto tiempo hablando de la necesidad de aprender bien la lengua portuguesa, todavía no se toman medidas concretas? ¿Por qué nunca nos entendemos en la dirección de los Centros Esperanza en la Prelatura? ¿Por qué en Brasil no pueden permanecer frailes mayores o enfermos?
En las reuniones de grupos surgieron muchas propuestas y reflexiones sobre los temas tratados en la Asamblea. Esperamos que algunas de ellas se transformen en frutos concretos para el bien de los frailes y del pueblo que atendemos.
A pesar de la diversidad de opiniones y de las muchas preguntas que quedan en el aire, fueron unos días de mucha alegría en los momentos de convivencia comunitarios.
En estos días tuvimos también la oportunidad de participar en la ordenación diaconal de frei Sergio Pérez García, que tuvo lugar el sábado día 27 de enero a las 19:30 en la catedral de Lábrea en una rica liturgia inculturada, con los cantos de la misa amazónica, y con la presencia también de Henrique Giera, sacerdote diocesano, antes recoleto, y con mucha participación del pueblo de las comunidades cristianas de Lábrea.
Nos quedamos con el mensaje de esperanza y de renovación que se sembraron en esta asamblea.”