Maricela del Carmen Valles y Miguel Hamelynck son miembros de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta en la Parroquia de Nuestra Señora de Buenavista de Getafe (Madrid). Durante dos semanas han compartido vida y misión con el Hogar Santa Mónica.
Con motivo de la asistencia al Encuentro Internacional de Fraternidades Seglares Agustino-Recoletas en Río de Janeiro, Maricela y Miguel han querido aprovechar su viaje hasta Brasil para visitar otro de los lugares que son más conocidos y queridos en su parroquia y en su comunidad agustino-recoleta de Getafe (Madrid): el Hogar Santa Mónica de Fortaleza.
Es muy larga y productiva esta relación entre la parroquia madrileña y el proyecto socioeducativo de los Agustinos Recoletos que acoge en Fortaleza a niñas y adolescentes que han sufrido la conculcación de sus derechos fundamentales de distintas formas (acoso, abuso, explotación, abandono, desescolarización y otros).
En Getafe incluso nació una ONG para asistir, acompañar, apoyar y sensibilizar sobre este proyecto: AyudaFortaleza, que es miembro de la Red Solidaria Internacional Agustino-Recoleta ARCORES. Con sedes en Madrid y La Rioja, continúa realizando todos los años actividades diversas para el bien de las niñas y adolescentes acogidas en Fortaleza.
Durante 15 días, Maricela y Miguel han tenido la oportunidad de convivir con las beneficiarias del proyecto en las propias instalaciones del Condominio Espiritual Uirapurú donde se encuentra, una suerte de isla verde llena de proyectos espirituales y sociales de la Iglesia Católica en la capital cearense.
Ambos han participado en todas las actividades cotidianas, han acompañado a las beneficiarias en distintos momentos del día (estudio, juegos y ocio) y han conocido de primera mano la identidad y la tarea de los trabajadores y voluntarios del proyecto.
Los dos voluntarios procedentes de Getafe han repartido sonrisas, generosidad y compromiso, han apoyado cada iniciativa, se han integrado en los equipos de trabajo y han seguido los horarios propios del Hogar y su programación de atención integral, dado que precisamente este seguimiento reglado del día (levantarse, asearse, limpiar, desayunar, escuela, comida, descanso, estudio y refuerzo escolar, juegos, cena, descanso) forma parte de la terapia que trae a las vidas de las beneficiarias la tranquilidad, la paz y el sosiego del que han carecido hasta su ingreso.
Miguel y Maricela también han colaborado en el mantenimiento de las instalaciones y han compartido sus interesantes experiencias de vida con los miembros adultos de la comunidad educativa del Hogar Santa Mónica, enriqueciendo la convivencia de todos.
Por último, les ha dado tiempo para conocer la difícil situación de los barrios más excluídos de la ciudad de Fortaleza; han podido visitar a algunas de las familias beneficiarias del proyecto Centro Psicosocial San Agustín (CAPSA) y el barrio de Jangurussu para entender mejor el origen y las causas de los problemas que luego se materializan en muchos de los sufrimientos y abusos vividos por las beneficiarias del Hogar Santa Mónica.
Maricela y Miguel han realizado con dedicación y con pasión esa atención a las beneficiarias y a las familias más vulnerables. En solo dos semanas han sido un testimonio real del poder transformador del voluntariado tanto para cada proyecto que recibe voluntarios y sus beneficiarios, como para los mismos voluntarios, que se salen de su mundo para donar un poco de su tiempo y capacidades personales y encontrarse con los que más necesitan.