Isaías 40, 1-5. 9-11: Preparadle un camino al Señor; Salmo 84, 9abc y 10. 11-12, 13-14: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación; 2 Pe 3, 8-14: Esperamos unos cielo nuevos y una tierra nueva; Marcos 1, 1-8: Enderezad los senderos del Señor.
En estos días de Adviento se proclama el evangelio de Marcos. Se trata del primer evangelio que se escribió. Está escrito con un estilo sencillo y sus páginas respiran viveza y realismo. Lo que pretende el autor con su escrito es revelarnos la auténtica identidad de Jesús.
A lo largo de los diferentes capítulos, va narrando cómo actúa Jesús, cómo habla, cómo se relaciona con las gentes de su tierra; y así, hasta llegar a la mitad del relato donde tiene lugar la confesión que hace Pedro: Tú eres el Mesías.
Por último, el evangelio de Marcos, prácticamente, concluye con la afirmación del centurión romano que estaba junto a la cruz de Jesús: En verdad, este hombre era hijo de Dios. (Una lectura muy recomendable para el tiempo de Adviento).
En los primeros versículos de este evangelio, encontramos tres palabras que reclaman nuestra atención: Mensajero, allanar y conversión. Estos tres términos nos animan a eliminar todas las trabas que impiden cambiar muchas actitudes de nuestra vida y, de esta manera, poder acoger, con alegría, el anuncio de la venida de Jesucristo.
La primera frase de un libro suele ser hermosa y sugestiva para invitar al lector a seguir leyendo. Hay muchas primeras frases célebres: “En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…” escribe Cervantes al iniciar “El Quijote”. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar…” es el comienzo de las coplas de Jorge Manrique.
Marcos, también, inicia su evangelio de forma muy sugerente: “Comienzo de la Buena Noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.” Lo que quiere decirnos es que lo esencial de todo su relato es la Buena Noticia; y esa Buena Noticia es el mismo Jesucristo.
Para hablarnos de Jesús, Marcos, presenta a uno de los grandes personajes del Adviento, Juan Bautista. Se trata del último profeta enviado por Dios a anunciar la inminente llegada del Mesías. Su mensaje es breve y se puede resumir en dos palabras: preparar y arrepentirse: Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor.
Juan Bautista, a pesar de su vestimenta poco atractiva, supo atraerse a las personas de todos los grupos sociales porque no hablaba de sí mismo sino que anunciaba al más grande, al verdadero enviado de Dios.
Queridos amigos, la conversión a la que nos invita el Bautista es fruto de una profunda y sincera relación con Dios. Celebrar el segundo domingo de Adviento, nos ayude a vivir con alegría, ilusión y espíritu de solidaridad este tiempo de esperanza.