Formadoras de albergue de la Ciudad de los Niños en un día de descanso y oxigenación. Agustinos Recoletos. 2023.

Se propició un encuentro formativo con las encargadas de los albergues donde residen los beneficiarios del proyecto socioeducativo de los Agustinos Recoletos en Costa Rica durante su primer año de estancia.

Durante el primer año de residencia en la Ciudad de los Niños, sus beneficiarios, que reciben formación integral académica y técnica en este centro socioeducativo, residen en unos albergues que intentan guardar lo mejor posible un ambiente familiar.

De este modo, su integración es mucho más suave, se sienten mucho más acogidos y asumen mejor la convivencia con el resto de esta comunidad educativa que entre beneficiarios, monitores, profesores, otros profesionales, voluntarios y religiosos, supera las 600 personas.

En cada albergue reside una docena de beneficiarios, en una casa propia gestionada por una formadora humana, a imitación de una unidad familiar. Se autogestionan para las necesidades elementales y se preparan para, a partir del segundo año, habitar en residencias mucho mayores y con mayor nivel de autogestión con menos adultos actuantes en el entorno inmediato.

Las formadoras humanas de los albergues de la Ciudad tienen un papel importantísimo. La mayor parte de los jóvenes estudiantes nunca han estado ni fuera de su hogar ni lejos de su familia; deben adaptarse a un entorno completamente nuevo, convivir con desconocidos hasta ese momento y rendir en su aprendizaje, normalmente más exigente que en su entorno de procedencia.

Las encargadas de albergue ven más allá del rendimiento escolar: están con estos estudiantes en sus momentos de descanso, mientras hacen sus primeras amistades, en los momentos de la primera nostalgia y de la dureza de la adaptación, cuando todo es novedad, todo es desconocido, hay demasiadas inseguridades personales.

Por ello las mismas formadoras de albergues necesitan espacios que propicien su propio bienestar mental y emocional, permitiéndoles manejar el estrés y ansiedad que pueden causar la docena de pequeñas vidas que tienen a su cargo.

Estos encuentros se llevan a cabo en entornos de belleza natural y se evita comentar temas laborales: sirve de oxigenación, de identificación personal y grupal, de expresión de autocuidado emocional, de apoyo mutuo, se sienten más relajadas y motivadas.

De vuelta a los albergues podrán ser mucho más asertivas al servicio de los beneficiarios, brindándoles su mejor desempeño.