La Provincia de San Nicolás de Tolentino pasa a tener una sola comunidad en el Estado brasileño de Ceará. Una coordinadora general lleva ya la gestión cotidiana del Hogar Santa Mónica, en contacto y coordinación con el director titular recoleto, que ya no reside in situ.
El prior provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos, en coordinación y escucha de los religiosos de la Delegación de Brasil, ha acordado una significativa modificación de la presencia de esta Provincia en el estado brasileño de Ceará y, específicamente, en su capital, Fortaleza.
Desde hace varios meses en la comunidad de Fortaleza residía solo un religioso, encargado de las acciones de la Asociación de Beneficencia de los Agustinos Recoletos en Fortaleza (ABARF). También colaboraba ocasionalmente y de manera no oficial con la Parroquia de San Francisco de Asís, situada en el barrio de Jangurussu (50.000 habitantes).
Desde el año 2000 hasta el 2016 la Provincia de San Nicolás mantuvo en Fortaleza el Postulantado San Agustín, en el barrio de Barra do Ceará. Pero desde ese año 2016 los candidatos a la vida religiosa de la Provincia de San Nicolás de Tolentino estudian en Franca (São Paulo), junto con los aspirantes y postulantes brasileños de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.
Por su parte, la Provincia de Nuestra Señora de la Consolación de la Orden de San Agustín (OSA), con sede en Belo Horizonte (Minas Gerais, Brasil), se ha hecho cargo tanto del Seminario San Agustín, que han adquirido y ya poseen legalmente, como del servicio a los ministerios pastorales de la Barra do Ceará.
Dejado el seminario, la comunidad de Agustinos Recoletos pasó a residir en una casa sencilla en el barrio de Jangurussu desde la que atender los proyectos sociales de la ABARF. Sin embargo, las previsiones de contar con más religiosos y nuevas tareas no han podido materializarse y, con el tiempo, ha resultado en que solo un religioso habitaba en la casa.
Las Constituciones de los Agustinos Recoletos exigen la presencia de al menos tres religiosos en cada casa para posibilitar la vida carismática propia de esta Orden, que exigen la existencia de una comunidad. Es evidente que un solo religioso no puede constituirse en comunidad.
La casa material continuará siendo propiedad de la Orden, dado que su utilidad es manifiesta. Así, los seis religiosos de la única comunidad agustino-recoleta en Ceará, situada en Guaraciaba do Norte, a 300 kilómetros al oeste de Fortaleza, con frecuencia han de acudir a la capital como punto único de conexión en los viajes, lugar de atención sanitaria, espacio comercial y sede administrativa estatal y federal.
Una vez que no reside de modo permanente ningún religioso agustino recoleto en Fortaleza, el 17 de julio tomó posesión de su cargo la nueva coordinadora general, Luiza Aparecida, psicóloga que trabaja en el Hogar Santa Mónica desde su inauguración el año 2009. Ella gestiona el día a día del Hogar Santa Mónica y del Centro Psicosocial San Agustín. También es la representante legal y asume la tutela jurídica de las beneficiarias del Hogar.
El agustino recoleto José García Corcuera, hasta ahora director general y titular, queda con el segundo cargo. Reside en Guaraciaba do Norte y se traslada a Fortaleza siempre que es necesario. Vela para que la ABARF continúe cumpliendo con los fines para los que fue creada y preserve su ideario según sus Estatutos y el carisma agustino recoleto.
Además, el director titular vela por la calidad del servicio, que evalúa constantemente, y por la observación escrupulosa de toda la normativa jurídica municipal, estatal y federal sobre protección del menor. También decidirá, si es el caso, sobre la incorporación de nuevos trabajadores o de voluntarios y revisará la contabilidad.
La Provincia de San Nicolás de Tolentino sigue siendo la titular de la ABARF, del Hogar Santa Mónica y del Centro Psicosocial San Agustín. Para sostener esta tarea socioevangelizadora, sigue siendo la encargada de la solvencia económica, del mantenimiento de instalaciones y de las relaciones con el Condominio Espiritual Uirapurú (CEU), la entidad donde se levantan, junto con el Hogar Santa Mónica, varios proyectos socioevangelizadores de familias religiosas y asociaciones católicas.
El Hogar Santa Mónica cuenta actualmente con 16 trabajadores y una comunidad de tres religiosas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús de origen venezolano, que atienden tanto sus funciones habituales dentro del organigrama del proyecto como el área pastoral y de formación religiosa.
El Hogar Santa Mónica es el único centro especializado para atención de niñas y adolescentes víctimas de abuso en el estado brasileño de Ceará (9,2 millones de habitantes, 148.894,4 km², el equivalente a dos veces Castilla-La Mancha en España o al estado mexicano de Coahuila). No hay nada igual en el resto del Estado, sea público o privado, especializado o de carácter más general.
Todas las acogidas llegan tras una orden judicial o de las autoridades competentes que avalan la necesidad de protección, de escolarización, de terapia y de preparación para su reinserción posterior en la sociedad.
Goza de un prestigio conseguido con trabajo y esfuerzo a lo largo de los años y ha sido galardonado por entidades gubernamentales y de la sociedad civil. Su misión es recuperar vidas demasiado jóvenes pero que ya están sumergidas en la más absoluta marginación, explotación y miseria, condenadas al fracaso y a la exclusión social, con importantes heridas causadas por sus agresores no solo en sus cuerpos, sino también en sus mentes y corazones.
El Centro Psicosocial San Agustín intenta, por su parte, realizar la labor de prevención para que no haya nuevas víctimas de este tipo. Trabaja especialmente con las familias uniparentales dirigidas por mujeres que anteriormente han sido víctimas, para no repetirse la historia, o familias con gran vulnerabilidad y que tienen hijas menores.
Para los Agustinos Recoletos la ABARF es una plataforma privilegiada para acercarse a curar las llagas de la pobreza más absoluta y el abandono más radical, un espacio donde adentrarse, en palabras del papa Francisco, en las periferias existenciales y sociales del mundo.