La Casa de la Recolección de Ahuatepec (Morelos, México) ha recibido del 18 al 20 de agosto a 35 agentes de pastoral acompañados por el equipo del CEAR-Ciudad de México para un retiro agustiniano de silencio.
El equipo del Centro de Espiritualidad Agustino-Recoleta (CEAR) de Ciudad de México, organizó un retiro agustiniano para atender la solicitud de muchos de los agentes de pastoral, colaboradores, voluntarios y miembros de los equipos pastorales de las Parroquias donde trabajan los Agustinos Recoletos en la Ciudad de México y el Estado de México.
La pandemia había interrumpido este tipo de eventos de corte espiritual y de modalidad presencial, que con esta actividad se han recuperado. La Casa de la Recolección abrió sus puertas del 18 al 20 de agosto en una edición especial en la que participaron 35 agentes de pastoral, acompañados por dos religiosos agustinos recoletos, Óscar Castellanos y Sergio Sánchez.
Aunque la mayor parte de los presentes procedían de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de la Colonia Hospitales, también hubo representación de las Parroquias de Avante, Santa Mónica y Churubusco en Ciudad de México y Tecamachalco en Naucalpan, Estado de México.
Este Retiro Agustiniano tuvo como base los materiales de los Ejercicios Espirituales Agustinianos del curso presente, bajo el lema “Juntos”. El tema fue “Hacer vida el carisma desde el evangelio”.
Durante tres días intensos, el agustino recoleto Sergio Sánchez, presidente del Secretariado de Espiritualidad y Formación permanente de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos, puso particular énfasis en la práctica de la Lectio divina tanto para la oración personal y como para el crecimiento grupal y comunitario.
La actitud y el deseo de los laicos de nutrir su vida de fe y revitalizar sus actividades pastorales favorecieron un clima de oración y reflexión intensos, del cual todos salieron enriquecidos. Todos ellos se esforzaron por sacar el tiempo y buscar los recursos para disfrutar de estos días dedicados a cultivar su trato con el Señor.
El agradable clima de Cuernavaca y la sosegada quietud de la Casa de la Recolección favorecen el recogimiento y la convivencia. La espiritualidad agustino-recoleta, que aúna fraternidad e interioridad, vivencia comunitaria y riqueza interior, hizo el resto para que todos pudieran salir satisfechos de la experiencia.