Sergio de Larrea (Valladolid, 2005) y Alejandro Moreno (Zaragoza, 2004) son miembros la Selección Española sub-19 de baloncesto, que acaba de conquistar el mundial de su categoría en Debrecen (Hungría). Ambos se iniciaron en el deporte en sus centros educativos, Colegio San Agustín y Colegio Romareda, de los Agustinos Recoletos.

La Selección española sub-19 de baloncesto conquistó el domingo 2 de julio el Mundial masculino de su categoría, disputado en Debrecen (Hungría), gracias a una agónica victoria en la final ante Francia (73-69). Dos de los miembros de este equipo ganador, Sergio de Larrea y Alejandro Moreno, comparten haber iniciado sus pasos en el mundo del deporte de alto rendimiento en sendos colegios de los Agustinos Recoletos.

Sergio estudió y jugó en el Colegio San Agustín de su ciudad natal, Valladolid. Actualmente milita en las filas del Valencia Básket. Alejandro comenzó a encestar en los campos de juego del Colegio Romareda de Zaragoza. Desde el año pasado reside en Múnich (Alemania) tras años en la cantera del Básket Zaragoza.

¿Qué sentimientos tienes tras ganar un Mundial?

SERGIO: La verdad es que me siento muy contento, aunque sea difícil de asimilar. Aún no soy consciente de todo lo que hemos conseguido. Solo me salen palabras de agradecimiento, de emoción, de ilusión y de haber cumplido un objetivo a corto plazo.

ALEJANDRO: Es una sensación de euforia, de ver que todo el trabajo ha tenido una recompensa final, tras todo el mes de concentración. Estábamos muy preparados, tanto mentalmente como físicamente, supimos llevar un plan de partido bueno. Al final todo esto ha tenido recompensa, es muy gratificante.

¿Y cómo os habéis planteado el hecho de estar en una final tan importante?

SERGIO: Sabíamos que iba a ser un partido totalmente distinto a los anteriores. Era la cuarta vez que nos enfrentábamos a Francia y antes habíamos salido victoriosos dos de los tres partidos jugados. Iban a imponer un nivel físico muy alto, pero la idea era continuar con nuestra identidad y sobre todo no tirar la toalla. Las horas previas fueron de nervios, veníamos de ganar a Turquía, otra potencia europea, y sentíamos muchas posibilidades de ganar.

La emoción por jugar otro partido y la posibilidad de hacer historia nos conmovía. El momento clave fue remontar cuando estábamos siete puntos abajo, con algunas grandes actuaciones decisivas. Ahí se notó la identidad y el grupo que habíamos formado.

ALEJANDRO: Ya conocíamos muy bien a los jugadores de Francia, sus puntos fuertes y débiles, al igual que ellos sabían los nuestros. Seguimos nuestro plan de partido y confiamos en que nuestro baloncesto sería mejor que el suyo. Ese momento crítico nos hizo ver que no nos estaban saliendo las cosas, pero si algo nos diferenciaba era nuestra persistencia, seguir luchando incluso cuando las cosas fuesen mal.

Durante la fase de grupos y en los primeros partidos de eliminación nos salió todo muy bien, con partidos muy fluidos. Pero incluso cuando las cosas se torcieron un poco en la final, el último partido, pues conseguimos sacarlo adelante.

¿A qué desafíos más importantes os habéis enfrentado en el Mundial?

SERGIO: El primer obstáculo, aunque no lo parezca, era el propio Campeonato del mundo, una competición que ninguno habíamos experimentado, nos ilusionaba cómo podía llegar a ser. El segundo desafío fue China, aparentemente con menor nivel que Canadá o Francia, pero creo que fue el partido que más tuvimos que luchar para ganar. Y el último obstáculo fueron los partidos de eliminación, por la presión que nos ponía entre las cuerdas en caso de tener nosotros un mal partido y uno bueno el rival.

ALEJANDRO: Al final de la concentración tuvimos muchas lesiones, con una semana bastante crítica en la que hubo que llamar a otros compañeros. Conseguimos recuperarnos y llegamos al Mundial, nuestro objetivo. Durante el torneo no tuvimos problemas hasta la final, que se nos torció un poco, pero conseguimos superarlo bien y nos hicimos con el oro.

¿La formación recibida en casa y en el colegio, ha jugado un papel importante?

SERGIO: En todo lo conquistado hay mucho trabajo detrás. Nos preparamos para competir ante variables como la presión para que en ningún momento llegue a asustarnos. Es algo común en la vida cotidiana, está ahí y hemos de prepararnos para lidiar con ella. Por supuesto, creo que todos los valores que se me enseñaron tanto en casa como en el Colegio San Agustín fueron claves para el éxito. Son muy importantes la unión, el respeto y el compañerismo, en la vida y en el propio baloncesto.

ALEJANDRO: Estoy seguro de que todo eso ayuda, no solamente para el deporte, sino para la evolución como persona. Toda la presión y las expectativas sobre cada jugador y sobre el equipo se gestionan bien con esa educación que recibimos en el Colegio Romareda como en casa.

¿Qué significa para ti el equipo, el trabajo en unión, junto con otros?

SERGIO: Al final nosotros también somos una comunidad, un grupo de personas que sin la colaboración de todos nada funciona. Creo que fue gran parte del éxito, el ayudar al otro cuando lo necesitaba, el respeto, compartir y disfrutar del grupo que se había creado.

ALEJANDRO: Esto es lo más importante, lo que nos llevó a ganar. Incluso con jugadores clave en el banquillo por faltas, confiamos los unos en los otros. Poniendo toda la fe en cada compañero conseguimos hacernos con la victoria. Esa química interior es muy importante. La mayoría de los jugadores ya nos conocíamos del Europeo del año pasado y esa química ayudó mucho en el resultado final.

¿Cómo influyó el colegio para que hoy seas un campeón mundial?

SERGIO: Comencé en las canchas del Colegio San Agustín con 4 o 5 años, y continué hasta que dejé esa que fue mi casa once años después. Siempre jugué con mis amigos y ese fue uno de los principales motivos por los que seguí jugando. En un colegio se vive todo de manera distinta, jugar con los amigos es un plus. Pude desarrollarme porque siempre hubo recursos y personas que querían ayudar, hacerme mejorar y, sobre todo, hacerme disfrutar jugando y creciendo.

ALEJANDRO: Tengo recuerdos muy bonitos del Colegio Romareda, de jugar con mis amigos. Uno empieza esto porque le gusta y por estar con sus amigos, esa era la motivación que me ayudaba a seguir jugando, a seguir mejorando. Además soy muy competitivo, ser mejor y seguir compitiendo me ayudó bastante.

¿Tienes buenos recuerdos de tus entrenadores y compañeros del Colegio?

SERGIO: El cariño que le tengo al Colegio San Agustín y a mi equipo es muy grande, seguimos en contacto, me ayudaron a formarme y parte de este éxito también es suyo. Los entrenadores fueron la chispa para encender el fuego. Trabajaron con paciencia y me enseñaron los conceptos lentamente, sin prisa, pero bien asentados, hasta que las cosas comenzaron a cuajar y las selecciones se unieron a este proceso de aprendizaje.

ALEJANDRO: Recuerdo con mucho cariño a todos, sigo viéndolos, me marcaron en mi etapa por Romareda. Ahora en la Selección lo más importante es aprender de esos momentos y situaciones en que no eres importante para luego saber aplicarlos cuando ya tienes que dar un paso al frente. Todos los entrenadores y equipos anteriores me han ayudado mucho.

¿Algún consejo para los que juegan hoy en los equipos del Colegio?

SERGIO: Que sigan estudiando, incluso los profesionales del deporte lo tienen muy mentalizado, es un colchón seguro. Y que disfruten con lo que hacen, ya sea baloncesto o cualquier deporte, porque es la clave para desarrollar todas las capacidades.

ALEJANDRO: Que peleen siempre. Da igual lo que diga la gente, todo el mundo tiene una opinión, pero que si tienes un sueño y quieres conseguirlo, sigue pelando por él. Si crees en ti mismo, aunque suene a tópico, si peleas por lo que quieres, al final lo lograrás seguro.

¿Cuáles son tus metas y aspiraciones?

SERGIO: Es difícil aspirar a cosas cuando eres tan joven en el mundo del deporte, puesto que el éxito no depende en gran parte de ti, también depende de tu cuerpo, que desgraciadamente se lesiona y “estropea”. Mi aspiración es jugar en la ACB (primera liga profesional de España) pero, ¿quién sabe? Lo veo más como un sueño que, para cumplir, primero he de disfrutar del camino.

ALEJANDRO: Seguir mejorando y alcanzando mejores ligas y mejores equipos. Como profesional, vivir del básquet sería un sueño, y por eso debo seguir mejorando hasta lograr más triunfos en un futuro.