El 25 de julio de 1948 fue fundado el monasterio “Nuestra Señora del Buen Consejo” de Cuernavaca, Mor., y el 25 de julio de esta año 2023, al recordar y vivir el 75º aniversario de ese trascendental e importante acontecimiento, la comunidad se alegró y le dio gracias a Dios de todo corazón, mediante la Eucaristía, que presidió el vicario provincial de México y Costa Rica, fray Martín Jesús Luengo Cid.
Participaron en la celebración nueve frailes agustinos recoletos: Pedro Luis Ornad Miranda, Javier Goizueta Gridilla, Rigoberto Castellanos Franco, Ramón Jiménez Castellanos, Carlos López Vargas, Gabriel García Echeverría, Miguel Contreras Gutiérrez, Orlando Villalobos Campos e Ignacio Jiménez Castellanos.
La misa se celebró al mediodía. En seguida Martín Luengoexpresó la intención principal de la celebración y afirmó que más que dar gracias por los setenta y cinco años de la existencia del edificio del monasterio, había que agradecer profundamente a Dios por las vidas que en él se habían consagrado durante ese tiempo para bien de la Iglesia y honor de la Orden.
Un coro amenizó la misa y le supo dar solemnidad a la celebración litúrgica ya que los cantos fueron muy bien elegidos para esta ocasión.
Las hermanas de la comunidad cuernavaquense se prepararon espiritualmente, agradeciendo a Dios todas las bendiciones y acontecimientos especiales que han vivido en el transcurso de estos 75 años. El acontecimiento más destacado, que agradecen a Dios, es la fundación que este monasterio ha realizado en Bogotáy esperan que no sea la última; para ello piden a Dios la llegada de nuevas jóvenes que quieran seguir a Jesús a través del carisma y espiritualidad agustino-recoleto.
De la Diócesis hubo representación de la vida consagrada apostólica y contemplativa. También estuvieron presentes dos monjas agustinas recoletas de otras comunidades: la madre federal Rosa María Mora Correa, de la comunidad de Tecamachalco, y la hermana María Guadalupe Jiménez González, de la comunidad de Tlaxcala.
En fecha tan especial el papa Francisco les envió la Bendición Apostólica, que fue presentada y leída por fray Orlando Villalobos, capellán de la comunidad.
