Martín Legarra (1910-1985), agustino recoleto.

El agustino recoleto Martín Legarra Tellechea (1910-1985) fue testigo directo de varios grandes acontecimientos del siglo XX. Desarrolló su servicio ministerial con optimismo, simpatía y dotes para la comunicación. Su vida como misionero, educador y obispo podría haber servido para guion de una película.

Terminado el Capítulo, Martín es nombrado miembro del Consejo provincial. La propuesta le agradó, porque le permitía cuidar mejor de su salud minada: la anemia no cedía y llegó hasta a producirle desmayos.

Reside en la Parroquia de Santa Rita de Madrid el primer año y medio, templo de gran efervescencia. Atiende sacramentos, dicta conferencias, asesora a comunidades religiosas, celebra con los filipinos en Madrid. El tecleo de su máquina de escribir forma parte de la banda sonora de la comunidad.

En 1962 es nombrado director espiritual de los seminaristas en España. Visita el Colegio San Agustín de Valladolid y reside en Fuenterrabía (Guipúzcoa). También atiende a los postulantes británicos e irlandeses en España.

Vuelve el contacto con el ejército de Estados Unidos, tantos años después de Cañacao y Manila, en el centro de control troposférico del monte Gorramendi (1959-1966), a unos 60 km. de Fuenterrabía. Estaba bajo el mando del capellán Hess, residente en la base de Zaragoza, con quien desarrolla una fuerte amistad que le permitirá financiar muchos proyectos, años después, en Panamá.

Cada miércoles iba a la base para la instrucción religiosa y una celebración. La misa dominical era en el convento de Saint-Maur de Fuenterrabía. Visitaba los hogares de los soldados, donde consolaba a las familias ante la lejanía de su país y su desubicación ante los constantes cambios de destino.

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