El agustino recoleto Martín Legarra Tellechea (1910-1985) fue testigo directo de varios grandes acontecimientos del siglo XX. Desarrolló su servicio ministerial con optimismo, simpatía y dotes para la comunicación. Su vida como misionero, educador y obispo podría haber servido para guion de una película.
Martín celebra sus bodas de plata sacerdotales (1958) y peregrina a Tierra Santa. Viaja a España y participa en el Capítulo provincial en Madrid, tras el que es nombrado prior de San Carlos (Negros Occidental), adonde llega el 23 de julio.
Allí se atienden una Parroquia, un Colegio (500 alumnos) y el aspirantado, con 80 seminaristas que cuida con especial atención. El lugar le da sosiego, un ritmo mucho menos agitado que Cebú. Hasta asume el cuidado de los jardines.
Su presencia se sigue desplegando por el país en asambleas y conferencias. Predica el sermón de inauguración de la Catedral de Puerto Princesa (Palawan) el 8 de diciembre de 1959 y alimenta amistades del mundo de la política y la cultura.
En 1961 viaja a Madrid para participar del Capítulo provincial, sin saber que así terminaba su etapa en Filipinas. En el archipiélago dejó lo mejor de su juventud y buena parte de su salud. Tan agotado salió de aquellas tierras a las que tanto amó, que durante años no mostró ilusión por volver.
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ÍNDICE
- Introducción
- 1. Una mente abierta a lo desconocido
- 2. Martín y la vida religiosa
- 3. Filipinas, aprendizajes y nuevas responsabilidades
- 4. Aún más abierto al mundo
- 5. Cronista de la mayor pesadilla
- 6. Martín, educador
- 7. Martín, formador de religiosos
- 8. Martín se reencuentra con España
- 9. Martín en Bocas del Toro
- 10. Martín en Veraguas
- 11. Obispo emérito, que no jubilado
- 12. Una Semana de Pascua