El agustino recoleto Martín Legarra Tellechea (1910-1985) fue testigo directo de varios grandes acontecimientos del siglo XX. Desarrolló su servicio ministerial con optimismo, simpatía y dotes para la comunicación. Su vida como misionero, educador y obispo podría haber servido para guion de una película.
Murguindueta es una aldea del valle del Araquil, el camino entre Pamplona y Vitoria, las capitales de Navarra y del País Vasco, en el norte de España. En 1910 vivían allí once familias en un largo edificio. El 25 de enero de ese año nació Martín, bautizado horas después en la pequeña capilla de la Virgen de Zarratrako.
Su familia se dedicaba a la agricultura. Fue el séptimo hijo de ocho, un hogar modesto pero cálido. En la escuela aprendió castellano; en casa se hablaba euskera. Su viva imaginación le llevó más allá del terruño. El campo no le atraía y la lectura lo abrió a mundos desconocidos. Una biografía de san Francisco Javier fue un torbellino: se veía a sí mismo subiendo al tren para irse a lejanas tierras de misión.
La familia vivía naturalmente su religiosidad y Martín participaba de ello. Admiraba al párroco y maestro que le enseñó las primeras letras y tenía un familiar agustino recoleto, primo de su madre, fray Ángel Yeregui. Poco más tenía que pasar para que él mismo pidiese entrar en el seminario, consciente de que esa vida además le abriría a aquellos mundos deseados e imaginados.
El 9 de octubre de 1922 ingresa en el colegio apostólico de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de los Agustinos Recoletos en San Millán de la Cogolla (La Rioja, España). Esa separación física de su familia nunca significó una separación afectiva y su nueva familia religiosa le acompañará el resto de su vida.
En San Millán desarrolla sus habilidades y su personalidad: más divulgador que científico, más práctico que teórico, más hablador que callado. Le atraen las artes escénicas, la música y la palabra hablada y escrita. Las visitas de misioneros de lugares lejanos aguijonean aún más su curiosidad. Es piadoso y dócil, simpático y querido, inteligente, sin miedo ante horizontes amplios y nuevas propuestas.
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ÍNDICE
- Introducción
- 1. Una mente abierta a lo desconocido
- 2. Martín y la vida religiosa
- 3. Filipinas, aprendizajes y nuevas responsabilidades
- 4. Aún más abierto al mundo
- 5. Cronista de la mayor pesadilla
- 6. Martín, educador
- 7. Martín, formador de religiosos
- 8. Martín se reencuentra con España
- 9. Martín en Bocas del Toro
- 10. Martín en Veraguas
- 11. Obispo emérito, que no jubilado
- 12. Una Semana de Pascua