Etelvina. Pastoral del Anciano. Parroquia de Santa Rita. Manaos, Brasil.

Etelvina Menina tiene 60 años y es la coordinadora de la Pastoral de Ancianos de la Parroquia de Santa Rita de Manaos, en Brasil. Tras dedicarse desde 1996 a la pastoral de la Acogida, el Encuentro de Matrimonios o la catequesis, ahora visita ancianos en sus casas para llevarles oración y escucha.

Desde hace cinco años tenemos una gran dificultad para conseguir agentes locales, no solo para nuestra Pastoral del Anciano, sino prácticamente para todos los servicios pastorales, movimientos y tareas parroquiales.

Pienso que en nuestra sociedad nos dirigimos hacia una forma de ser y actuar menos empática, menos disponible para el servicio, y eso me entristece bastante.

Sin embargo, después de participar en varios de estos servicios, ahora mismo soy miembro del Camino Neocatecumenal y coordino la Pastoral del Anciano, cuya actividad está en contacto y colaboración con la Pastoral de Enfermos.

En este momento somos tres agentes de pastoral y estamos acompañando a 27 adultos mayores. Nuestra pastoral busca con ellos facilitarles su desarrollo correcto como personas ancianas.

Visitamos al menos una vez al mes a cada anciano. Lo ideal sería que cada agente de esta pastoral mantenga una relación fluida con cuatro ancianos. De este modo se consigue que cada uno de ellos tenga asegurada una visita al mes.

En las visitas comprobamos cómo viven, no solo materialmente, sino también en relación a la familia, si están atendidos o no, con asistencia médica o no… Con esos datos conocemos el escenario real de vida de nuestros ancianos: si hay dolencias crónicas, la situación financiera, la alimentación correcta, la higiene, el contexto social inmediato, el acceso o no a servicios públicos dirigidos a ellos…

La segunda parte importante de la visita es la escucha. Ese es un momento en el que ofrecemos cariño, apoyo, de una manera integral: apoyo emocional y apoyo espiritual. Para hacerlo cada vez mejor, cada dos años los agentes de la Pastoral del Anciano hacemos una actualización formativa.

Mi sueño, lo que pido cada día a Dios, es conseguir al menos diez personas como agentes nuevos, personas que se comprometan y accedan a la formación. Ojalá muchos jóvenes se animen a servir en sus parroquias, a trabajar y ser buenos samaritanos. Qué importante es “hacer”, buscar a quien necesita de nosotros, ayudar.

Ni siquiera importa mucho la edad: si hay disponibilidad de tiempo, fuerzas para hacer visitas y empatía con los hermanos, es más que suficiente. Quien tenga eso: ¡te esperamos!