Ordenación sacerdotal de Roberto Carlos Alvarado, OAR.

La Parroquia de San Agustín de Union City (Nueva Jersey, Estados Unidos) acogió el 13 de mayo la ceremonia de ordenación sacerdotal de este religioso agustino recoleto que, al día siguiente, celebró su primera Eucaristía ante los suyos en la localidad de Elizabeth, a menos de 30 kilómetros.

El agustino recoleto Roberto Carlos Alvarado (Tejutla, Chalatenango, El Salvador, 1986) recibió el orden sacerdotal el pasado sábado 13 de mayo de manos el obispo agustino recoleto Francisco Javier Acero, auxiliar de México, en la Parroquia de San Agustín de Union City (Nueva Jersey, Estados Unidos).

Roberto Carlos había llegado a Estados Unidos el 18 de abril, procedente de Brasil, donde actualmente lleva a cabo su tarea ministerial, en la Parroquia de San Agustín de Pauiní (Amazonas, Brasil), dentro de la Prelatura de Lábrea.

Aunque de origen salvadoreño, la familia de Roberto Carlos está asentada en Elizabeth (Nueva Jersey). En la comunidad de los Agustinos Recoletos de Union City, a menos de 30 kilómetros, inició su proceso vocacional y también desde esta comunidad ha llevado a cabo los preparativos de esta ceremonia, que implica la finalización de su etapa de formación inicial como sacerdote agustino recoleto.

Las Agustinas Recoletas contemplativas de Belvidere (Nueva Jersey) acogieron a Roberto Carlos durante sus ejercicios espirituales previos a la ordenación. Y el viernes 12 de mayo se llevaron a cabo todos los preparativos y procedimientos previos, que incluyen la profesión de fe, ante la presencia del vicario de los Agustinos Recoletos en Estados Unidos, Marlon Beof, y del delegado de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en Brasil, Juan Cruz Vicario.

Al día siguiente, sábado 13 de mayo, al mediodía, comenzaba en la Parroquia de San Agustín la ceremonia de ordenación sacerdotal, presidida por el obispo agustino recoleto Francisco Javier Acero, auxiliar de la Archidiócesis de México. En un lugar especialmente reservado, la familia de Roberto Carlos fue testigo directo de este momento importante para su vida.

Durante la ceremonia, que duró dos horas, el obispo recordó tanto a la familia del nuevo sacerdote como a sus formadores, y al Pueblo de Dios al que ahora acompaña en Brasil. “Déjate acompañar por Jesús”, le indicó. También le recordó que “amar” será su tarea fundamental, del mismo modo en que Dios le ama. “Ponte en sus manos y déjate sorprender por él. (…) Dios te protege”.

También le recordó que nadie es sacerdote “para sí mismo”, y le animó a entregarse y “compartir la misericordia de Dios con el pueblo”. Recordó a Roberto Carlos las cosas “innegociables” para un sacerdote agustino recoleto: la oración personal y comunitaria, la vida de comunidad, la colaboración con los pastores y con los otros ministros, ofrecer continuamente el carisma agustino recoleto a la Iglesia.

El obispo recordó pasajes agustinianos sobre el sacerdocio, el servicio a los demás, la amistad con Cristo, la necesidad de trabajar “juntos” por el Evangelio, o de evitar la rigidez y la división para promover la ternura, la mansedumbre, la misericordia; le ofreció al nuevo sacerdote desgastar su vida por los demás y especialmente por los más vulnerables: el enfermo, el necesitado de escucha, de una mirada, de un abrazo.